¡Diferencias que bendicen!

La misión de la Iglesia alcanza su mejor potencial cuando respeta y afirma el valor de la diversidad.

Dios estableció la diversidad. Es sorprendente que Dios, el creador del universo, disfrute la diversidad. «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (Gá 3.28, énfasis añadido).» En la búsqueda de reconocer y apreciar la diversidad de los grupos étnicos, el cuidado debe orientarse a evitar la etiqueta étnica y el estereotipo. Los siguientes elementos son necesarios si queremos trabajar juntos en la expansión del reino de Dios.

Cristo, el modelo

Primero, necesitamos enfocarnos en Cristo. Él es nuestra inspiración y ejemplo a seguir. Él murió en la cruz por todas nuestras iniquidades. Su ministerio fue asombroso, y su compasión y amor por las diferentes clases de personas fue evidente. En el Evangelio según Juan, hallamos el relato del encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Jesús no la rechazó a causa de su nacionalidad; por el contrario, le habló y satisfizo su necesidad específica. El Señor se reveló a sí mismo ante esta mujer como el Mesías y todo cambió (Jn 4.1–26). Cuando nos enfocamos en Cristo, podemos completar la tarea, a pesar de los obstáculos y desafíos. No se trata de nosotros, sino de trabajar unidos para bendecir a la gente que todavía necesita escuchar el mensaje de salvación.

Sentido de comunidad
Cada uno somos parte del reino de Dios y él nos ha delegado una comisión maravillosa.Segundo, es necesario que desarrollemos el sentido del trabajo interdependiente. Trabajar con gente de otras culturas requiere desarrollar el sentido de comunidad. La verdad es que nos necesitamos unos a otros y la tarea que cada persona realiza en el equipo afecta a todos los demás. Por ende, los valores son importantes cuando se trata de trabajar en equipo. De ahí que sea de suma importancia compartir con otros un conjunto de principios comunes. El sustituto de la falta de confianza y el paternalismo en la relación entre personas de diferentes culturas no es la independencia y auto-suficiencia; es la interdependencia. Y esta «viene con un entendimiento más profundo de la unidad en Cristo». ¿Por qué estamos trabajando juntos? ¿Cuál es la razón principal? Estas preguntas son esenciales para nosotros, porque nos ayudan a aprender unos de otros. Por lo tanto, las denominaciones, iglesias y agencias misioneras necesitan desarrollar un espíritu interdependiente entre los miembros del personal y el equipo.

Vidas sumisas

Tercero, se requiere sumisión mutua. Jesús nos dio su ejemplo al someterse totalmente a la voluntad de su Padre. Pablo también nos exhorta a «someternos unos a otros en el temor de Dios». La sumisión requiere que nos humillemos y nos respetemos unos a otros. Esta clase de sumisión está basada en nuestro amor a Dios y a los demás. Los incrédulos notarán cuándo ejercemos sumisión mutua y nos rendimos cuentas. Esto es a beneficio del crecimiento del Reino.

Servicio al Reino

Cuarto, todo lo que llevemos a cabo es a favor del Reino. Todos los desafíos y fricciones que surjan al tratar con diferentes personas en nuestros equipos pueden alivianarse por el hecho de que todo lo que trabajemos juntos avanzará el reino de Dios. «Uno de los desafíos que pudiéramos enfrentar es el de sentirnos impulsados por intereses personales en lugar de los principios del Reino». Cada uno somos parte del reino de Dios y él nos ha delegado una comisión maravillosa. Podemos fortalecernos unos a otros sabiendo que «en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Ro 8.37).

Estilo flexible

Finalmente, la gente involucrada necesita ser flexible. Cada persona comprometida con las misiones sabe la importancia de la flexibilidad. Este es un aspecto muy crucial que debemos considerar si queremos trabajar con diferentes grupos étnicos. La frustración y resistencia surgen cuando los miembros del equipo no están dispuestos a ser flexibles. Este es un proceso de aprendizaje y humildad que nos permite crecer y entender las diferentes perspectivas. Es necesario construir un fundamento común que facilite la comunicación y las dinámicas dentro del grupo. Trabajar con la mayoría de los misioneros mundiales requiere flexibilidad. Por ejemplo, el sentido de tiempo es diferente en cada cultura. No podemos asumir que todos reaccionarán de la misma manera que nosotros.

Por Víctor H. Cuartas

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