Dios abrió el corazón de Lidia (Hechos 16:14)

Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. (Hch. 16:14)  Este texto me ha hecho reflexionar

Aprendiendo a esperar en Dios

Es necesario desarrollar confianza en Dios Título: Aprendiendo a esperar en Dios Lectura Bíblica: Salmo 130:1-8 Introducción: Movernos hacia nuevos niveles espirituales es posible cuando desarrollamos dependencia y fe plena en Dios, y aprendemos a esperar en Él. Quizá se preguntará: ¿Por qué razón esperar en Dios está íntimamente ligado a desarrollar la fe? La respuesta es sencilla: Prendernos de la mano del Señor y creer que algo especial ocurrirá, forma parte de un proceso en el que renunciamos a la duda, nos despojamos de tanto racionalismo y comprendemos que el Supremo Hacedor tiene su propio tiempo para hacer las cosas

Trayendo la Presencia de Dios a nuestra vida y familia

Es tiempo de traer la Presencia de Dios a nuestra familia Título: Trayendo la Presencia de Dios a nuestra vida y familia Lectura Bíblica: Levítico 6:13: 1 Reyes 18:30, 31; 2 Samuel 6:1-23;  Josué 24:15; Juan 4:23, 24 Introducción: Si deseamos que nuestra vida personal, espiritual y familiar experimente un reverdecer porque probablemente está atravesando por el peor momento, es tiempo de volver la mirada a Dios. Las Escrituras enseñan que reconocer nuestros errores y permitir que el Señor obre, constituyen los pasos iniciales para que nuestra existencia cambie y comience el proceso a elevarse a nuevos niveles. No es una decisión que nuestro Padre celestial toma por nosotros; somos ustedes y yo quien optamos por abrirle las puertas de nuestra vida y familia.

Dejándonos guiar por Dios

Es importante permitir que Dios guie nuestro camino Título: Dejándonos guiar por Dios Lectura Bíblica: Proverbios 16:25; Santiago 3:13-18 Introducción: Generalmente cuando encontramos dificultades en el camino acudimos a cualquier medio menos a nuestro Padre celestial.