Aprende a Dejar la Carga de la Culpa Atrás

Yo solía tener un gran problema con la culpa. Recuerdo cuanto sufrí por eso. ¡Fue horrible! Me levantaba por la mañana y deseaba que ya fuera la hora de irme a la cama nuevamente, porque siempre estaba ahí… al acecho… me condenaba con pensamientos como este: «Tu no… Tú debes tenerlo… Tu no debe tener… Tú sabes más que eso. Lo hiciste de nuevo. Tú nunca vas a ser agradable. ¿Qué tú crees que estás haciendo predicándole a los demás? »

Como ya le dije – fue horrible. ¡Pero honestamente puedo decir que hoy estoy completamente libre de lo que la culpa y la condenación traen!

Ahora, yo no estoy diciendo que a veces no hago mal las cosas, pero he aprendido la verdad acerca de lo que Jesús hizo por mí y él me dio el perdón de mis pecados y ese perdón impide que lleve por todos lados la terrible carga de la culpabilidad, dejándola que me robe la vida día tras día.

He aprendido que es bueno tener un dolor sano de mis errores, pero en lugar de sentirse mal por ello, me acerco a Dios, reconociendo que lo que hice estaba mal, arrepintiéndome sinceramente de eso, recibo Su perdón y sigo hacia adelante. ¡La verdad es que no tenemos que vivir con el peso de la culpa!

Principalmente La culpa es causada por la forma en que pensamos acerca de lo que Dios espera de nosotros, nuestros pecados (errores), y el remedio de nuestros pecados. La culpa entra como un pensamiento, que crea un sentimiento, y entonces vivimos por ese sentimiento. Pero aquí hay más buenas noticias — no tenemos que vivir por nuestros sentimientos o tomar decisiones basadas en nuestros sentimientos. Si somos inteligentes, no vamos a creer en nuestros sentimientos cuando sabemos que no se alinean con lo que Dios nos dice en Su Palabra y la Palabra de Dios nos dice que Jesús pagó el precio por el perdón de nuestros pecados y retira nuestra culpa.
Segunda de Corintios 5:17 dice, «Por lo tanto, si cualquier persona es [injertados] en Cristo (el Mesías) es una nueva creación (una nueva criatura en total), el viejo [condición previa moral y espiritual] ha fallecido. ¡He aquí, el fresco y el nuevo ha llegado!” Vemos en este pasaje que ser una nueva creación, o nacer de nuevo, significa que estamos en Cristo – que tenemos una relación personal, íntima con él. Y debido a esa relación, tenemos todo lo que Jesús tiene y el Espíritu Santo vive en nuestro espíritu. Así que su justicia es ahora nuestra justicia y podemos tener Su gracia y fortaleza para hacer lo correcto.

Lo que tenemos que hacer es vernos a nosotros mismos en Cristo e identificarse con él como nuestro sustituto, quien pagó el precio de la limpieza y el perdón de nuestros pecados. Nuestra identidad ya no es «pecador» sino «la nueva creación en Cristo», y hay una diferencia entre nuestro «quién» y lo que hacemos. Me gusta verlo de esta manera: Mis hijos no siempre hacen cosas que me gustan o de las que esté de acuerdo, pero siempre son mis hijos. Es de la misma manera con nosotros y Dios, nuestro Padre.

Lo que nos impide saber quiénes somos en Cristo es pensar más sobre lo que hemos hecho mal que lo que Jesús ha hecho por nosotros y cómo podemos vivir para Dios. Tenemos que dejar de pensar en lo que no somos y empezar a pensar en el progreso que estamos haciendo en nuestra relación con él. ¡Yo no hago las cosas perfectamente todo el tiempo y no he llegado, pero no estoy donde yo solía estar, y gracias a Dios, Voy de camino!

Usted también, si le ha dado su corazón a Jesús y le pidió que fuera el Señor de su vida. Y la mejor cosa que puede hacer es tener más comunión con Dios, a través de la oración y estudio bíblico, y preocupándose menos acerca de lo que ha hecho mal. Cuanto más se acerque a Dios, más sabrá lo que es correcto y lo que es incorrecto. Y cuanto más nos acercamos a Dios, más fuerza tendrá que hacer lo correcto.

Por favor, no se desanime si usted se siente como si no estuviera recibiendo todo esto a la misma vez. Me tomó tiempo el entender realmente el precio que Jesús pagó por limpiarme y perdonar mis pecados y entonces recibir Su perdón. Es por eso que siempre me atormentaba la culpa por el tiempo que lo hizo. Pero si usted se mantiene buscando a Dios, estudiando la Palabra y en comunión con Dios, usted será completamente libre de la culpa y la condenación.

Usted puede estar pensando: «Pero Joyce, todavía sigo cometiendo errores.» Sí, los hacemos. Y Dios lo sabe. él entiende nuestra naturaleza y sabe que tenemos mucho que aprender. él sabía en lo que se estaba metiendo cuando nos llamó para que tuviéramos una relación con él. ¡Pero él es tan misericordioso! él nos ama y quiere que seamos libres para que vayamos a él cuando hagamos algo malo, admítaselo a él con un corazón sincero, reciba su perdón y siga hacia delante.
Confíe en el amor de Dios por usted más de lo que confía en sus sentimientos. Pídale ayuda cuando la necesite, y disfrute de una vida de paz y alegría mientras va dejando la culpa y la condenación atrás.

Por  Joyce Meyer|Christian Post

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