¿Cómo cambiar y no morir en el intento?

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Dios nos ayuda a experimentar el cambio y crecimiento en todas las áreas de nuestra vida

Fernando Alexis Jiménez

Cuando se miró al espejo, Luisa María descubrió esa mañana que en verdad había experimentado cambios. Ya no era rezongona y el ceño, por años fruncido, había vuelto a su posición normal. ¡Había paz en su mundo interior!

            Qué distinto, pensó, de aquellas épocas en las que despertar se convertía en un martirio, y en la que—lo primero que hacía—era discutir con quien se encontrara a su paso. Como alguna vez estaba sola en casa, discutió con el cepillo de dientes porque las cerdas estaban desgastadas. “No se qué haces en el cuarto de baño”, le dijo.

            Su vida comenzó a cambiar desde el día en que tuvo un acercamiento al libro de los triunfadores, la Biblia. “Los principios que encontré allí, eran prácticos. Y los fue  interiorizando. Los cambios se produjeron poco a poco. Dios comenzó a transformar mi existencia.”, explica esta abogada de 34 años.

            Recuerda –por ejemplo—que no se molestó el día que su esposo regó algo de café en la mesa mientras desayunaban, ni que la gritería de sus hijos, bulliciosos y alegres, le hacía perder los estribos. “Todo era diferente, y mi familia estaba sorprendida”.

            Luisa María encarna de las tantas historias de hombres y mujeres a las que Dios transforma. Los cambios son evidentes con el paso del tiempo. Viven el proceso de transformación que experimentamos los cristianos y a los que se refirió el apóstol Pablo cuando escribió a los creyentes de la Iglesia de Filipos: “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.”(Filipenses 1:6. NTV).

            No se desanime. Ya el Señor comenzó a tratar su vida, y conforme pase el tiempo, irá perfeccionando su obra. Usted no será alguien distinto de la noche a la mañana, en un abrir y cerrar de ojos. Todo obedece a un maravilloso proceso en el que nuestro amado Padre celestial va tratando con nuestra vida.

            La clave del asunto es perseverar y permitir que nuestro Supremo Hacedor trate con nuestra existencia. Un amigo pastor decía que es tanto como el joyero trabajando un diamante. “Poco a poco le va dando forma a lo que inicialmente no tenía figura alguna”, explica.

            Si hay talentos, Dios los potencializará. Si hay aspectos positivos, serán mayores con ayuda de nuestro Creador porque, como lo describe el autor, Wayne E. Oates.: “Nuestros mayores dones pueden ser al mismo tiempo el camino para nuestra destrucción si no los ponemos bajo el control de las intenciones, el propósito y la presencia espiritual de Dios. Al estar así controlados se convierten en redentivos en vez de destructivos, en creativos en lugar de debilitantes.”(Wayne E. Oates. “Tras las máscaras – Desórdenes de la personalidad en el comportamiento religioso. CBP. EE.UU. 1989. Pg. 65)

            Tenga presente que el Señor nos ve como llegaremos a ser y no como somos hoy. Eso es lo maravilloso de nuestro Dios. Confía en nosotros, sabe que podemos y desea ayudarnos en el proceso. No estamos solos. Dios está con nosotros.

No ponga barreras al proceso de cambio

Un joven adicto a las drogas me decía, hace poco, que le resultaba imposible dejar su hábito. “Las drogas, aun cuando no lo quiera, me resultan indispensables”, explicó. Con fundamento en la Biblia miramos en aquella ocasión y lo planteo hoy, que sí es posible vencer cualquier atadura, porque Dios está con nosotros.

            El secreto está en renovar nuestros esquemas de pensamiento y dar lugar a los sólidos principios y fundamentos bíblicos que transforman nuestra forma de actuar.

            Leonel, una persona de nuestra comunidad, es un vivo ejemplo. Antes se dejaba arrastrar por la ira. Su casa—donde escaseaban los platos de cocina—es un vivo retrato de lo energúmeno que se transformaba cuando algo le sacaba de casillas. Destruía todo a su paso, agredía a su esposa y la emprendía contra sus hijos.

            –Pude vencer la ira gracias a que Dios comenzó a obrar en mi vida—explicó.

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Dios nos ayuda a experimentar felicidad y realización en nuestra vida

            Sí, es posible cambiar, incluso inclinaciones tan destructivas como la ira. Al respecto el médico especialista, Wayne E. Oates, escribe: “La ira… produce estragos. Se transmite dentro de la familia de una generación a otra. Una buena manera de mirarla es como la “creatividad que huye”.  Las enseñanzas del Señor Jesús y del apóstol Pablo dejan bien claro que la ira no es mala en sí misma. Sin embargo, como sucede con cualquier otro atributo de la creación humana, como por ejemplo la inteligencia, la ira puede ser un riesgo que nos lleva a juicio…” (Wayne E. Oates. “Tras las máscaras – Desórdenes de la personalidad en el comportamiento religioso. CBP. EE.UU. 1989. Pg. 65)

            Quienes levantamos barreras para experimentar transformación, somos usted y yo. Ponemos talanqueras a todo cuanto el Señor quiere hacer con nosotros. Pero es tiempo de tomar una decisión, aunque nos parezca imposible.

            Tenga presente que es posible cambiar y reemplazar viejos esquemas de vida y de pensamiento, como enseña el rey Salomón: El sabio con gusto recibe instrucción, pero el necio que habla hasta por los codos caerá de narices.”(Proverbios 10:8. NTV)

            La decisión de emprender una maravillosa experiencia de vida, está en sus manos. Los límites humanamente los ponemos con una actitud negativa y que está rodeada de falta de persistencia. El proceso puede ser lento, pero siempre habremos dado un paso para seguir adelante.

            ¿Qué arriesga usted? Nada, en absoluto. Pero lo que sí es que puede ganar. ¿Qué? Transformación en su forma de pensar y actuar.

            Quien nos puede ayudar en el proceso es Dios mismo. Él es nuestra fortaleza para llevarnos al cambio y crecimiento, nivel en el que dejamos de lado el orgullo, la arrogancia, la corrupción y, por supuesto, las palabras vulgares que desdicen de nuestro testimonio cristiano.

            A propósito, ¿ya recibió a Jesús como el Señor de su vida? Ábrale hoy las puertas de su corazón. Le aseguro que no se arrepentirá porque Él le llevará a vivir una existencia renovada. ¡Tome hoy la decisión! Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al (0057)317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

Léanos en www.bosquejosparasermones.com y www.guerraespiritual.org

 

Publicado el 2014/02/02 en 12:50 am en CRECIMIENTO ESPIRITUAL   |  Feed RSS |   Responder   |   URL de trackback

Etiquetas: crecimiento