Cómo Prepararse Frente A Las Dificultades

Por Dr. Charles Stanley. Uno de los pasajes del Antiguo Testamento con muchas riquezas espirituales es 2 Crónicas 20. En él hallamos principios muy valiosos que podemos poner en práctica cuando nos encontremos en dificultades. Estos principios serán de ayuda cuando se encuentre en dificultades, porque a todos, tarde o temprano, se nos presentarán dificultades. Y con frecuencia, lo primero que hacemos es recurrir a la oración, y así debe ser.

Pero es necesario que tengamos un fundamento para esa oración.

En este capítulo veinte de 2 Crónicas vemos que el rey Josafat de pronto se ve atacado por tres ejércitos enemigos. Algo debemos comprender cuando nos hallamos en dificultades y luchas: el Señor está al tanto de lo que nos pasa.

El problema está en que nos imaginamos que a Él no le interesan nuestros problemas.

Pero sí le interesan, y mucho.

Entonces, empecemos por leer los versículos 2 y 3: "Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezón-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá".

A Dios le interesa todo lo que nos sucede, y Josafat sabía eso, de ahí que su reacción fue buscarlo para saber qué debía hacer.

Lo segundo que quiero que comprenda se encuentra en el versículo 6. Esta fue la oración de Josafat:

"Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quién te resista?"

El segundo principio que debemos tener presente es que Dios es mayor que cualquier dificultad o adversidad que se nos presente en la vida, porque Él es todopoderoso. Y Josafat, que conocía cómo es Dios, ¿qué hizo? La Escritura dice que tuvo temor y lo primero que hizo fue buscar a Dios y proclamar ayuno en todo Judá. Sabía que lo mejor que podía hacer en esos momentos era volver sus ojos a Dios, porque sabía que Dios estaba al tanto de lo que sucedía en esos momentos y que era mayor que cualquier dificultad que pudieran enfrentar. Ya sea que fueran tres o treinta ejércitos los que vinieran contra Judá, Josafat sabía que Dios los ayudaría.

Lo tercero que quiero vea es que debemos buscar al Señor en oración. Del versículo 3 al 6 dice:

"Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno en todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quién te resista?"

¿Qué decía aquí? Afirmaba y proclamaba delante del pueblo que no importaba cuál fuera la dificultad, la adversidad o el desafío que tuvieran por delante, sabía que el Dios Todopoderoso, que tiene dominio sobre todas las cosas y sobre todas las naciones de la Tierra, estaba con ellos. El éxito de Josafat radicó en que sabía exactamente lo que tenía que hacer cuando se encontró amenazado por algo que estaba fuera de su control.

Tres grandes ejércitos enemigos se acercaban, y ¿qué hace? Primero, reconoce que Dios estaba al tanto de lo que sucedía. Sabía que Dios era más poderoso que sus enemigos o cualquier problema y que lo más prudente que podía hacer en esos momentos era postrarse ante el Señor en oración; por eso ordenó al pueblo a elevar su plegaria al Dios Todopoderoso.

Dios oye nuestras oraciones, pero es importante que resaltemos los atributos y naturaleza del Dios a quien clamamos. Por ejemplo: "Señor Todopoderoso, Dios del cielo y de la tierra, omnisciente, omnipresente, omnipotente…". Hay muchos atributos que puede mencionar en su oración. Le garantizo que su oración será un instrumento poderoso. Cuando doble sus rodillas, tendrá seguridad y confianza de que saldrá victorioso de esta situación. ¿Por qué? Porque el Dios Todopoderoso es mayor que cualquier problema y se interesa en todo lo que es de importancia para usted. No importa si se trata de sus estudios, sus finanzas, su familia, sus amistades o cualquier otra cosa; Dios está interesado en ello y está dispuesto a manifestar su poder en esa situación si usted se lo pide. ¿Cómo? Pues lo que tiene que hacer es doblar sus rodillas en humildad ante Él y decirle: "Señor, ya no tengo fuerzas para seguir; no sé qué hacer". Pero recuerde que la clave es tener su mira fija en Dios.

Una de las cosas de gran importancia que Josafat hizo, y que nosotros pasamos por alto con frecuencia, es tomar en cuenta a otros en la oración. Veamos lo que dice el versículo 3: "Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Juda".

¿Sabe qué dijo Josafat?: "Mi oración no es suficiente; necesitamos que todos tomen parte en esta gran oración". Entonces, todo Judá se unió en oración para buscar al Señor. Josafat se humilló delante del Señor y dijo, "yo no puedo hacerlo solo". Este es el mismo rey poderoso que reinaba sobre Judá, pero que al hallarse en un problema muy serio, ¿qué hace?: actúa con prudencia. Las Escrituras dicen que juntó a todo el pueblo en oración y ayuno para buscar la ayuda de Dios. Josafat no dijo: "Yo puedo hacerlo; yo puedo pelear contra ellos".

No es señal de debilidad pedir que alguien ore por usted; por el contrario, es señal de sabiduría. Porque así es como Dios edifica el cuerpo de Cristo: que usted y yo nos unamos y dependamos los unos de los otros.

Por lo tanto, no importa cuál sea la dificultad que enfrenta ahora, es importante que tome en cuenta a otros en la oración. Esto muestra mucho de su humildad, especialmente si usted es una de esas personas que acostumbra a encerrarse en sí mismo, sin compartir con los demás lo que le sucede. Pedir que otros oren por usted es algo que lo fortalecerá, lo animará, lo ayudará a sobreponerse a sus debilidades. Todo empieza a cambiar en su vida cuando otros interceden ante el Señor por usted. Josafat mostró su sabiduría al poner en práctica este principio.

Ahora, hay algo de lo que usted puede estar seguro. Cuando reconoce que Dios se interesa en lo que le sucede, cuando reconoce que Él es mayor que cualquier situación en que se encuentre y cuando busca la presencia de Dios y hace a otros partícipes de su oración, puede estar seguro de que Dios le dará la solución.

Bien, en Judá todos clamaban al Señor: hombres, mujeres, niños… todos oraban, y en los versículos 14 al 17, la Escritura dice: "Y estaba allí Jehaziel hijo de Zacarías, (…) sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú; rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros".

Dios siempre nos dará la solución para cualquier cosa que enfrentemos, pero es importante que prestemos atención a lo que tiene que decirnos y no cerrar nuestros oídos a aquellos que Dios utiliza para darnos la solución. Dios, con frecuencia nos habla por medio de otros, aunque para ellos parezca ser algo sin importancia, pero para nosotros es justo lo que necesitamos oír. Otras veces, Dios lo hace por medio de su Palabra, especialmente cuando nos encontramos postrados en comunión con Él. Pero cualquiera que sea el medio o la dificultad, el Señor tiene la solución perfecta. Aunque no siempre será cuando lo esperamos o no será lo que esperábamos oír. Pero Dios dará la solución a nuestros problemas si estamos dispuestos a prestarle atención.

Quiero repetirlo una vez más: es importante que en nuestra oración mencionemos los atributos de Dios. Quizá usted diga: "Yo no sé qué atributos de Dios mencionar cuando oro". Por eso es que debe estudiar las Escrituras para conocer al Dios a quien adora. Si no sabe cómo hacerlo, hágase de una Biblia con concordancia y busque la palabra "Dios". Allí encontrará una lista de los atributos divinos como la fidelidad, la gracia, la misericordia, la bondad, el amor, la sabiduría, la presencia, la omnisciencia, el poder o cualquier otro. Haga una lista propia y cuando ore, úsela para dirigirse al Señor.

Usted se dará cuenta de la diferencia. Su oración tendrá una perspectiva diferente y su seguridad estará basada en Dios y sus atributos. Cuanto más lo conozca, más tendrá el poder de lo alto que actúa en su favor. No importa cuál sea la magnitud del problema, podrá contar con el Dios Todopoderoso para la solución de ese problema. Lo que es importante para usted lo es para Dios.

Pero no debemos olvidar que por lo general la solución que Dios tiene requiere de alguna acción de nuestra parte. Que oremos a Dios no quiere decir que enseguida nos dirá: "Está bien, dalo por hecho". El noventa y nueve por ciento de las veces la solución requerirá de alguna acción de nuestra parte. Veamos el caso de Josafat. El profeta había dicho: "Mañana descenderemos contra nuestros enemigos, pero no pelearemos. Dios dice que estemos quietos y veamos su salvación en favor de nosotros".

Muchas veces, Dios requiere de nosotros lo que menos nos imaginamos. En la situación de Josafat y el pueblo de Judá lo lógico era esperar que Dios les ordenara ir a la guerra, pero no fue así, sino que recibieron la orden de permanecer quietos y ver lo que Dios haría por ellos. Tenían algo que hacer y Dios, por otro lado, haría su parte. La responsabilidad de ellos era confiar en Dios hasta el último momento y no tomar parte en ninguna batalla.

Imagínese la escena. Tres ejércitos invasores muy numerosos están dispuestos en orden de batalla, cubren todos lo flancos. Pero Dios le dice a Josafat que no planee ninguna táctica militar, que se quede quieto. "¡Qué increíble! ¿Cómo es posible?", diríamos nosotros. Después de todo, son tres ejércitos bien armados los que se disponen a destruir la ciudad y el Señor les dice que se queden quietos.

Pues, eso es exactamente lo que quiero que entienda.

Tenemos que hacer lo que Dios nos dice, por más complicado o simple que nos parezca.

Lo que Dios quiere es que aprendamos a confiar en Él. Dios nos enseña a confiar en Él para luego manifestar por medio de nosotros su poder, su amor, su protección, su bondad. Josafat estuvo dispuesto a obedecer al Señor, y aprendió y vio cosas maravillosas de Dios.

¡Qué asombrosa lección fue para todos los niños de Judá! En el futuro, podrían contar a sus hijos las hazañas y maravillas que Dios hizo. Y de seguro que esos niños contarían esas experiencias a las futuras generaciones.

Por consiguiente, Dios siempre actúa en nuestro favor cuando confiamos en Él, y el resultado de este acto de obediencia aumentará nuestra fe. Cuanta más fe tengamos, más valiosas serán las lecciones del Señor en nuestra vida. Él tiene la solución para todos nuestros problemas. Siempre habrá algo que deberemos hacer, pero será algo que estará en nuestro poder hacer. De hecho, requirió de mucha fe por parte de Josafat y del pueblo para salir al frente de batalla sin estar preparados para pelear.

Es más, leamos con atención lo que el rey les dijo. Del versículo 20 al 24, dice: "Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.

Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.

Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí que yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado".

Todo comienza cuando entendemos que Dios se interesa en los asuntos de nuestra vida. Y cuando reconocemos que es mayor que cualquier dificultad que se nos presente, y que debemos acudir a Él en oración, hacer a otros partícipes y confiamos en que nos mostrará la solución al problema. En ese momento y debemos estar dispuestos a hacer lo que Él nos ordene.

– ¿Cumplirá su Dios su palabra?, me dirá usted.
–Desde luego que lo hará.
– ¿Siempre interviene inmediatamente?
–No, y eso es algo que se nos hace difícil aceptar.

Entonces, ¿cuál debe ser nuestra actitud? Dios les dijo: "Estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros". Lo mismo dijo Moisés en Éxodo capítulo 14: "Estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros".

Ahora, en estos dos ejemplos bíblicos el pueblo obedeció y vio inmediatamente los resultados. No siempre será así con nosotros. Muchas veces tendremos que estar quietos y firmes y esperar hasta que el Señor intervenga. Pero lo cierto es que Él no se olvidará de nosotros. Dios sabe dónde está usted mientras espera, cuánto tiempo lleva en esa espera y qué necesita hacer para que salga de esa situación.

Con frecuencia, después de esperar por un poco de tiempo, decimos: "Señor, creo que ya he esperado bastante. Debo hacer algo. O salgo huyendo o salgo a pelear, pero ya he estado sin hacer nada por mucho tiempo". Pero debemos recordar que Dios en su omnisciencia sabe lo que quiere que aprendamos. Si eso requiere de un día, estemos quietos un día. Si requiere de una semana, un mes, un año, cinco años o lo que sea, debemos esperar porque así será en el tiempo perfecto de Dios, y Él sabe cuál es el tiempo perfecto para que después de que haga su obra, reciba la honra y la gloria.

Después de que Josafat y el pueblo obedecieron al Señor, salieron en pos de sus enemigos y vieron que ellos habían vuelto sus espadas contra sí mismos. Judá no tuvo que luchar para nada; tan solo estuvieron quietos. Pero leamos lo que las Escrituras dicen, desde el versículo 25 hasta el 30: "Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.

Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy. Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos.

Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Jehová. Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel. Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes".

¿Cuál fue el propósito de Dios aparte de aumentar la fe de ellos? Pues Dios enviaba un mensaje por toda la Tierra: el Dios de Israel es el único Dios verdadero y todopoderoso. Demostró su poder al destruir de manera increíble a tres poderosos ejércitos sin que Judá perdiera un solo hombre en la batalla, porque ninguno tuvo que hacer uso de sus armas. Dios lo hizo todo por ellos.

Dr. Charles Stanley – www.intouch.org

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