Eres Importante

Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Marcos 4:39. Cuando acaba de pasar una tormenta, valoramos la hermosa paz y tranquilidad que nos da nuestro Dios, un día soleado y todo vuelve  a la normalidad.

Esperamos dos o tres días detenidos en nuestra casa sin saber cuando dejará de llover y de estropear nuestros planes, sin embargo puedes estar dentro de la tormenta y disfrutar por lo que estás pasando, encerrado en tu casa con tu familia tomando algo calientito viendo por la ventana como el viento mueve los árboles y sacude el agua que está cayendo, observas a unas cuantas personas que corren por entre el chubasco tratando de protegerse y piensas: “Gracias Señor por la casa que tengo”, puedes estar quieto el agua no te tocará, quizás pueda infiltrarse en tu casa por debajo de la puerta o por el techo, pero estás tranquilo, en medio de la tormenta tienes tranquilidad porque tu casa está firme.

La tormenta no se ha ido, pero estás cómodo porque hay un techo que te protege y unas paredes que te cubren, no puedes llevar a cabo los planes que tenías pero no por eso te vas a quedar sin hacer nada, quizás tus planes eran ajetrearte y Dios te estaba invitando a descansar, probablemente por ti mismo nunca lo hubieras hecho, así que te invitó a su manera a que descansaras.

En nuestra vida sucede algo similar, en ocasiones tenemos tanto tiempo ocupados en nuestros asuntos y nos olvidamos de lo primordial, descansar en los brazos del Señor Jesús, en las tormentas de nuestra vida hay una invitación muy clara de parte de Dios: “descansa en mí”. Es por eso que Dios nos permite pasar por situaciones que están fuera de nuestro control, para demostrarnos que con su fuerza todo es posible, tú vas a estar seguro de algo hasta que compruebas su efectividad.

El problema es que muchas veces decimos confiar en Dios pero nunca dejamos que Él pelee nuestras batallas por nosotros, somos tan autosuficientes que creemos poder hacer todo solos, cuando Dios nos ha dicho que Él ya hizo todo por nosotros, es nuestro Pastor y nada nos faltará.

Dios ha hecho todo esto por ti para que entiendas el mensaje, “Eres importante para mi” te lo dice en cada amanecer, a cada momento, a través de cada situación, “eres importante para mí, te he cuidado, te voy a cuidar, siempre te he amado, antes de nacer te conocí, te santifiqué, te aparté, eres mi tesoro (Éxodo 19:5), eres la niña de mis ojos (Deuteronomio 32:10), mis planes para ti son de paz (Jeremías 29:11), nunca te dejaré, ni te desampararé (Josué 1:9), te amo tanto que di a mi Hijo por ti(Juan 3:16).”

Y lo único que nos pide es que confiemos en todo lo que ha hecho, Dios quiere que lo sepas y nunca lo olvides, eres importante para Él, tanto que Jesús murió en la cruz del Calvario para que tú vivieras, deja de luchar con tus fuerzas, no puedes vencer las tormentas sólo, deja que Jesús las detenga por ti, de hecho Él ya lo hizo, de nada sirve preocuparse, al contrario, deja simplemente tus cargas en Jesús y deja de ser orgulloso (1 Pedro 5:6-7), permite que la ayuda divina proporcione todo lo que necesitas y tómalo con la tranquilidad que un bebé duerme en los brazos de sus padres. No estamos solos ni huérfanos, el espíritu clama: Abba Padre y tienes ese derecho de hablar con tu Padre no como un Dios lejano o tirano, sino como un miembro de tu familia, porque eso eres, miembro de la familia de Dios, no un extraño, sino alguien que come de la mesa misma del Rey.

Mi hija lo hace todos los días, estoy comiendo y no pide permiso, se la antoja y solo dice lo que quiere, mete su mano en mi plato y se va satisfecha, porque sabe que su “papi” no le va a negar algo que es nutritivo y esencial para ella, no me molesta, no me enoja, me da gusto ver que mis hijos o mi esposa tienen toda la confianza conmigo. De la misma forma Dios espera que comamos de su mesa, de su plato, eso es lo que hizo, sirve la mesa, la adereza delante de tus angustiadores y les dice este es mi hijo no se metan con Él puede comer cuantas veces quiera.

Deja de pensar en lo imperfecto que eres y empieza a pensar en lo perfecto de tu Padre, y que en su inmenso amor ha perdonado tus errores, aprende a comer de su plato, disfruta de su mesa, bebe de su agua, la repuesta es la misma te dirá: “Hijo, tu siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas.” (Lucas 15:31).  Toma lo que quieras, en el reino de los cielos no eres un extraño, ni un invitado, eres parte de la familia real (1 Pedro 2:9).

Recuerda bien esto: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:7) y además: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:32)

Haz un compromiso con Dios de confiar sólo en Él, deja de luchar contigo mismo, tus errores no alejan el amor de Dios, tu desconfianza no lo hace dudar, tu tranquilidad es lo que desea, únete a su equipo y entiéndelo, vive bajo sus parámetros descansa en Él y en todo te ira bien.

filosbec@hotmail.com

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