Involúcrame

Por Marcos Witt. Uno de los grandes gozos en el liderazgo es el permitir que alguno de nuestros discípulos emprenda el vuelo en las cosas que les hemos enseñado. Al menos para mi, he comprobado que esto es algo que me trae incalculable alegría. De hecho, como líderes, siempre debemos estar buscando el cómo, cuando y donde soltar a nuestros discípulos y permitir que utilicen las dinámicas y enseñanzas que les hemos dado.

Para un aprendíz, no hay nada más frustrante que un líder que no permite que pruebe lo que ha estado prendiendo. Cualquier didáctico nos diría que el alumno retiene mucho mejor aquello que ha tenido la oportunidad de probar por su propia cuenta. De hecho, una de las mejores maneras para aprender es enseñando.
 
Leí el siguiente refrán:
¨Dímelo y me olvidaré…
Muéstramelo y me acordaré…
Involúcrame y entenderé¨
 
Para que nuestros discípulos puedan entender algo, necesitamos involucrarlos, permitiendo que cometan los errores que viene con estar ¨probando¨ las cosas. Es cierto que muchas veces no lo harán con la misma destreza que alguien con mucha experiencia, pero la única manera para que puedan adquirir experiencia es teniendo un maestro que les de la oportunidad de cometer los errores que vienen con el aprendizaje. Esperando la
perfección la primera vez que intenten algo, es poner una expectativa irrealista sobre el discípulo. Esto lo llevará a una experiencia negativa de fracaso que lo puede hundir en una actitud negativa y pesimista.
 
Muchos discípulos han fracasado y se convierten en pesimistas no porque sean personas malas, sino porque nosotros, como líderes, no hemos hecho una capacitación lo suficientemente buena como para prepararles el ambiente para una victoria. Les decimos cómo hacerlo, hasta podemos ¨mostrarles¨ cómo hacerlo, pero tenemos que involucrarlos para que puedan entender la tarea.
 
Con sus discípulos Jesús usó la siguiente estrategia:
 
I – Instrucción. Les instruyó en cómo hacer el trabajo. Muchos líderes fracasamos en dar buenas instrucciones. La comunicación es clave en este punto. Tenemos que pensar bien lo que queremos comunicar y buscar las mejores maneras para comunicar nuestras instrucciones.
 
D – Demostración. Les modeló cómo hacer el trabajo. Es una cosa ¨hablar¨ de cómo hacer algo y es otra cosa ¨demostrar¨ cómo hacerlo. Jesús no tan solo habló, sino que demostró. Con sus acciones, estaba enseñando a los discípulos cómo ellos después harían las mismas obras (y aún mayores).
 
E – Equipamiento y Envío. Les dió las herramientas necesarias para poder hacer el trabajo. Qué terrible es cuando nos enseñan algo y luego nos envían para hacerlo sin las herramientas
adecuadas. Sería como enseñar a alguien a pintar sin proveerle un caballete, las pinturas y el broche. Jesùs envistió de poder a sus discípulos cuando dijo ¨Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id…¨ En este paso vemos cómo el Señor los envía sabiendo que cometerán errores y que a través de esos errores aprenderían lecciones invaluables.
 
A – Asesoramiento. Cuando regresaban de hacer un trabajo les explicaba lo que habían hecho bien y lo que habían hecho mal.
No es justo dejar a uno de nuestros discípulos a solas después de haberlos enviado. Tiene que haber un tiempo de evaluación donde podamos revisar lo que salió bien y lo que no. De esta manera, le damos una oportunidad a aprender de sus errores y convertirlo en un mejor líder. Igualmente, aprovechamos para afirmarlo a tener un espíritu enseñable.
 
Se da cuenta que cada una de las palabras arriba mencionadas hacen un acróstico de la palabra ¨IDEA¨. Esta es una buena IDEA que podemos usar usted y yo para involucrar a nuestros
discípulos de tal manera que no tan solo ¨conozcan¨ el trabajo, sino que lo ¨abracen¨ y lo ¨entiendan¨ para poderlo hacer con más excelencia.
 
Por Marcos Witt
www.hosanna.cl

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