Todo es posible

Habían dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación, Cuando de pronto,


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Un activista Dalit (los llamados Intocables en la India) compartió esta historia de su abuelo:

El lugar de trabajo de los dalits era en
un lado del río mientras que el señor, que pertenecia a una casta superior, vivía del otro lado del rio. Después de un día fuerte de trabajo, los trabajadores (que eran siervos que pertenecían a la comunidad de los Intocables) se reunían en la orilla del río y hacían un sonido. Al oírlo, uno de los capataces del señor, llamado Kariyakkaran, tomaba un bote y cruzaba al otro lado del río.

Inmediatamente que tocaba tierra preguntaba quién había sido el insolente que se había atrevido a hacer tal ruido. Entonces
cualquiera se ofrecía para cargar con la culpa, el capatáz entonces lo golpeaba, le suspendía su paga, se bañaba (porque había
tocado a un apestado) y se volvía a su casa, al otro lado del río.

Esta costumbre continuó por muchos años.

Pero los trabajadores comenzaron a pensar: ¿Por qué recibimos este castigo despues de
trabajar tanto?, ¿cómo podremos evitarlo?.
Y entonces finalmente llegaron a una solución: cuando el capatáz llegaba y preguntaba: ¿Quién hizo el ruido?, todos a una voz replicaban: Todos nosotros hicimos el ruido.

Y este fue el final de la practica.

Tomado del Libro THE PEOPLE OF GOD AMONG ALL GOD’S PEOPLE, ed. Philip L. Wickeri, Hong Kong, Christian Conference of Asia/ Council for World Mission, 2001, p.363-364.

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