Animándonos Unos a Otros en el Final de la Era

Hebreos 10:19-25

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con
agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

 

En este mensaje, quiero intentar despertar en ti un sentido profundo,
gozoso, y convincente de que estar en un grupo pequeño de Cristianos
para orar y ministrarse unos a otros es una de las mejores cosas que
puedes hacer por tu propia alma, por el bien de los que están a tu
alrededor, y por la gloria de Cristo. Cientos ya los saben. Los que lo
saben, solamente gócense en afirmar el camino que han elegido. Pero
otros tal vez han crecido en hogares o en iglesias donde esto
simplemente no era parte de lo que significaba ser Cristiano—el
reunirse regularmente con un grupo pequeño de creyentes para orar los
unos por los otros y para fortalecerse mutuamente y ayudarse a crecer
en la gracia y sabiduría del Señor. Así que mi meta para ti es
introducirte a esta práctica Cristiana habitual y despertar un sentido
profundo, gozoso, y confidente de que esto sería una cosa realmente
buena y útil para llevarla a cabo.

Una Idea Mala y Falsa

Empecemos por derribar los argumentos de una idea muy mala, esta es,
la idea de que los mandamientos de Dios tienen el efecto de hacernos
miserables. Es una idea mala—y falsa—el pensar que cuando Dios ordena
algo, lo está haciendo para hacernos infelices. Demasiadas personas
creen que los mandamientos de Dios son simplemente su forma de hacernos
ver quien está al mando. Los mandamientos son iguales a la autoridad.
Punto. El obedecerlos es simplemente sumisión a la autoridad y eso es
todo. Sumisión y aprobación. O insubordinación y desaprobación. Ésta es
la forma en que muchas personas piensan acerca de los mandamientos de
Dios. Quiero comenzar por derribar los argumentos de esta mala idea.

Los Mandamientos de Dios Son Para Nuestro Bien

Esto es lo que la Biblia dice: los mandamientos de Dios son para
nuestro propio bien. Todo lo que Él nos dice que hagamos es bueno para
nosotros. Dios no necesita nuestro servicio para mejorar su actitud o
habilidad. Así que no nos dice que hagamos cosas porque Él tiene necesidades, sino porque nosotros tenemos necesidades. Aquí hay unos ejemplos de esto:

  • Deuteronomio 10:12-13 “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová
    tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus
    caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y
    con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus
    estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”
    Todos los mandamientos de Dios son para nuestro bien. Dios nos conoce
    mejor que nosotros a nosotros mismos. Él sabe lo que nos hará profunda
    y permanentemente felices. Nosotros no lo sabemos. Eso lo debemos
    aprender de Él. Sus mandamientos son para nuestro bien.
  • Cuando
    encontramos por primera vez el reino de Dios y renunciamos a todas las
    cosas por causa de Cristo, ¿cómo es esto? Jesús lo describe en Mateo
    13:44: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro
    escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello
    va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.” Renunciar a la
    chatarra de este mundo para obtener el oro y la plata de Cristo es un
    cambio tan increíblemente bueno que debe hacerse con gozo.
  • Cuando
    Dios nos manda que le sirvamos, ¿qué es lo que nos dice? Salmo 100:2:
    “Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.” Él
    no quiere siervos melancólicos. Su mandato es gozo.
  • ¿Qué hay
    acerca de dar? Cuando Él nos manda que demos, ¿qué es lo que nos dice?
    2 Corintios 9:7: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
    tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” Dios no
    quiere dadores tristes. Su mandato es gozo.
  • ¿Qué hay acerca
    del sufrimiento? Cuando nuestro camino nos lleva a través del campo de
    sombra de muerte, ¿qué es lo que nos dice? Mateo 5:11-12:
    “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y
    digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos,
    porque vuestro galardón es grande en los cielos.” Los planes de Dios
    para nosotros son tan abrumadores e infinitamente buenos que nuestras
    aflicciones temporales aquí no deben destruir nuestro gozo. Aún en los
    problemas, su mandato es gozo.
  • ¿Qué hay acerca de la
    tristeza y la pérdida? ¿Qué nos dice Él sobre la tristeza? 1ª de
    Tesalonicenses 4:13: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca
    de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no
    tienen esperanza.” Sí, hay tristeza en la vida del cristiano, pero no
    sin esperanza.
  • Por lo cual Pablo puede utilizar esta frase
    tan asombrosamente extraña e increíble en 2ª Corintios 6:10:
    “entristecidos, mas siempre gozosos.” El gozo de la esperanza en medio
    de la miseria fluye del futuro hacia nuestros corazones  a través de la
    fe y penetra nuestros dolores para que podamos decir con Pablo,
    “entristecidos, mas siempre gozosos.” Ésta es la voluntad de Dios para
    con nosotros. Su mandato es gozo. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra
    vez digo: !Regocijaos!” (Filipenses 4:4)
  • Y al final,
    cuando todas nuestras pruebas hayan terminado, ¿Qué dice la Biblia que
    ha de venir? Isaías 35:10: “Y los redimidos de Jehová volverán, y
    vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y
    tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.”

El Punto de los Mandamientos de Dios: Gozo

Así que sean derrumbados todos los argumentos de la mala idea que dice
que los mandamientos de Dios son para entristecernos o aburrirnos o
hacernos miserables. En verdad, es completamente lo opuesto. Son para
nuestro propio bien, y Dios es celoso de que encontremos nuestro gozo
supremo en Él y en sus caminos. Y la razón de esto es que Dios es
mayormente glorificado en nosotros cuando  nosotros estamos satisfechos
en Él. Por lo tanto, ÉL se lleva la gloria y nosotros el gozo cuando
hacemos su voluntad. Ése es el punto de sus mandamientos.

Los Ancianos y el Llamado al Gozo

Así que cuando Dios manda a los ancianos de cada iglesia a velar
sobre la gente que tienen a cargo, Él lo hace para su bien y para el
bien de su pueblo. Por ejemplo, en Hechos 20:28, Pablo le dice a los
ancianos de Éfeso, “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño
en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la
iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.” Cuando Dios
nos ordena hacer esto, es por nuestro propio bien. Es bueno para los
ancianos el cuidar al rebaño, y es bueno para el rebaño el ser cuidado
por los ancianos.

O consideremos 1ª Pedro 5:1-3. “Ruego a los ancianos que están entre
vosotros… apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando
de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los
que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” Dios nos
manda a nosotros los ancianos hacer esto, y significa que es bueno para
nosotros, y bueno para ti.

Los Ancianos Equipan a los Santos Para el Ministerio

Una de las formas en las que los ancianos cuidan del rebaño,
especialmente cuando las iglesias tienen más de una docena de gente, es
organizar al rebaño en grupos más pequeños con líderes entrenados que
son supervisados por los ancianos. En otras palabras, los ancianos
equipan a los miembros de la iglesia para hacer el trabajo del
ministerio, como dice en Efesios 4:12, y luego los miembros se
ministran mutuamente bajo la supervisión de los ancianos. Así es como
lo hacemos aquí en Bethlehem.
Uno de nuestros ancianos vocacionales, David Livingston, da consejo a
todo el ministerio de grupos pequeños y entrena a los miembros para que
sean líderes de grupos pequeños. Después, los ancianos y un pequeño
grupo de líderes proveen el tipo de cuidado y  responsabilidad que el
Nuevo Testamento dice que es bueno para todos los creyentes.

Uno de los textos en el que este patrón de cuidado está implícito es
Hebreos 10:23-25. En el trasfondo de este texto, hay que tener en mente
Hebreos 13:17 que dice, “Obedeced a vuestros pastores [ancianos], y
sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes
han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.” Esas iglesias tenían ancianos, y
ellos tenían el mandato de Dios de “velar por las almas” de los
miembros de la iglesia. Ellos van a rendir cuentas a Dios por esto. La
gente debe someterse a al cuidado y ayudar a los ancianos a hacer su
trabajo con gozo, no quejándose.

El Lugar Esencial de las Reuniones Pequeñas

Ahora, lo que Hebreos 10:23-25 añade es que el cuidado que los
ancianos proporcionan, ocurre, en parte, a través de pequeñas reuniones
de creyentes donde se pueden ayudar unos a otros a mantenerse firmes en
su esperanza y fuertes en el Señor. Versículo 24-25, “Y considerémonos
unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando
de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”

1) Nos Exhortamos Unos A Otros

Nótese cuatro cosas en los versículos 24-25. Primero, Dios nos llama
a que nos exhortemos unos a otros. Versículo 24b: “sino exhortándonos.”
El plan de Dios para nuestro bienestar es que mucho de nuestro ánimo
venga de otros cristianos hablando la palabra de Dios a nuestras vidas
y orando por nosotros.

2) Estimularnos al Amor y la Buenas Obras

Segundo, el propósito de Dios es que la exhortación mutua nos
estimule al amor y las buenas obras. Versículo 24: “Y considerémonos
unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.” En otras
palabras, la meta de la exhortación mutua no solamente es para el bien
de los miembros del grupo sino también del mundo. Y eso también es
bueno para nosotros, porque Jesús dijo, “Más bienaventurado es dar que
recibir” (Hechos 20:35). Es como la tinaja de harina de la viuda y su
vasija de aceite en la historia de Elías: entre más daba, Dios daba
más. Nunca se le terminaron (1ª Reyes 17:16). Así que nos exhortamos
unos a otros, y nos estimulamos en el amor.

3) Nos Reunimos

Tercero, nos reunimos para exhortamos y estimularnos en
el amor y las buenas obras. Versículo 25: “…25 no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre.” Esta congregación no
es simplemente la gran reunión de adoración, como la de las mañanas de
los domingos;  es el tipo de reunión donde el patrón del ministerio es
cada persona ministrando a los demás. Nótese como continua el versículo
25: “…no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos.”
La congregación, en este caso, es el tipo de reunión que implica la
exhortación mutua. Dios nos está diciendo que es bueno para nosotros el
reunirnos en grupos pequeños y ministrarnos unos a otros. Es su forma
de cuidarnos. Él llama a los ancianos a supervisar esto, pero es el
ministerio pequeño, de unos con otros de todos los miembros, el que
termina el trabajo pastoral.

4) Especialmente Porque Se Acerca El Final

Cuarto, este tipo de reuniones en grupos pequeños para exhortarnos
es cada vez más importante conforme se acercan los últimos días. Otra
vez el versículo 25: “…no dejando de congregarnos, como algunos tienen
por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Pablo dice en 2 Timoteo 3:1, “También debes saber esto: que en los
postreros días vendrán tiempos peligrosos.” Tiempos de estrés y de
presión tremenda y de dificultad y de oscuridad y de maldad. No se va a
ser fácil ser cristiano. Y Dios nos está diciendo que vamos a tener que
mantener firmes en la confesión de experanza (v. 23): Reunámonos,
reunámonos, reunámonos. Y exhortémonos los unos a los otros. Y
estimulémonos los unos a los otros en amor. Los cristianos solitarios
caerán como moscas en esos días.

La Voluntad de Dios: Máximo Gozo

En resumen, los mandamientos de Dios siempre son buenos para
nosotros. Su propósito para nosotros, aún en nuestras tristezas y
dolores, es gozo en Él. Unos de sus mandamientos es que a su gente la
cuiden pastores—ancianos, pastores, supervisores—y estos hombres darán
cuentas de cómo cuidaron a las ovejas. Esto es bueno para los ancianos
y para las ovejas. Los caminos de Dios son los caminos de máximo gozo.
Otro de sus mandamientos es que los ancianos equipen a los miembros
para hacer el trabajo del ministerio mutuo y que se reúnan en grupos
pequeños para exhortarse unos a otros y se estimulen en el amor y las
buenas obras. Éste es el buen plan de Dios para ti. El no pertenecer a
un grupo pequeño de ministerio es un auto-derrota. Eso no es la
voluntad de Dios para tu vida. Su voluntad es tu gozo máximo. Y viene a
través de los beneficios del ministerio mutuo en grupos reducidos.

Grupos Pequeños y Dones Espirituales

Voy a concluir con una referencia al trabajo sobrenatural del
Espíritu Santo en estos grupos pequeños. Nosotros somos una iglesia que
cree en la presencia y poder del Espíritu Santo para dar dones a su
gente por causa de otros creyentes. Creemos en el trabajo sobrenatural
del Espíritu Santo para curar enfermedades y rescatar el alma de los
lazos pecaminosos. Es claro que Dios imparte estas sanidades y estos
rescates a través de los dones de otros creyentes. Sí, Dios se
encuentra con sus hijos en soledad. No hay duda de ello. Es dulce.
Nadie de nosotros que lo atesora lo vendería por cien millones de
dólares.  Pero la forma ordinaria por la cual Dios da sanidad
sobrenatural y rescate es a través de dar dones a otras personas que
luego nos bendicen.

El no buscar formar parte de una pequeña comunidad de oración y
ministerio es como decirle a Dios, “Yo sé que generalmente tú das
bendiciones sobrenaturales a otras personas a través del ministerio
mutuo, pero yo  puedo vivir sin eso.”

Momentos Esther

O piénsalo de otra forma. Cuando me reuní con los líderes de grupos
pequeños la noche del Domingo pasado y les pregunte sus ideas para este
sermón, uno de ellos dijo que la gente debe saber que comúnmente hay
“momentos Ester” en grupos pequeños, y que pueden perdiéndose de Ester.
Recordemos a Ester, la cual se convirtió en reina cuando Amán trataba
de matar a los judíos. Su pariente, Mardoqueo, le dijo, “¿Y quién sabe
si para esta hora has llegado al reino?” Y efectivamente, éste era el
caso. Ella le dijo a Mardoqueo, “y si perezco, que perezca.” Y se
acercó al rey, arriesgando su vida. Los judíos fueron librados.

Ésta es una de las cosas que pueden pasar en grupos pequeños.
Salvación, rescate, sanidad, orientación, consolación, provisiones—todo
esto puede depender de momentos Ester en un grupo pequeño. O los
momentos Mardoqueo. Y tú puedes ser Ester o Mardoqueo—o la Ester que
hace falta y el Mardoqueo que hace falta.

No Te Pierdas del Gozo

Dios ama a su iglesia. Todos sus mandamientos son para nuestro bien
y nuestro gozo. La voluntad de Dios para la iglesia es que los ancianos
supervisen el cuidado del rebaño. Y su voluntad para con la iglesia es
que los miembros sean equipados para ministrarse mutuamente en grupos
pequeños. Y su voluntad es que bendiciones tremendas fluyan de un santo
a otro y hacia el mundo porque no ignoramos su ministerio. Hay momentos
Ester y momentos Mardoqueo listos para ocurrir este año. Es mi oración
que tú no te pierdas el estar del lado de dar y recibir de estos
momentos.

By John Piper. © Desiring God. Website: ministros.org

 

 

 

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