Cómo vivir en paz y vencer la frustración y exasperación

“¡Me siento tan frustrada! Eso me exaspera.

¿Cuán a menudo ha dicho o pensado esas mismas palabras? Yo sé que yo me he sentido de esa manera muchas veces. Pero he aprendido que podemos llegar al punto en nuestras vidas en donde no experimentamos exasperación o frustración todos los días. De hecho, la exasperación y la frustración no son la condición en la que Dios quiere que vivamos. Permítame mostrarle lo que quiero decir.

En Juan 14:27, Jesús dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

Ahora bien, hay una paz secular que tenemos cuando todo va como nosotros queremos. Pero la paz de Cristo nos da una calidad diferente de paz totalmente que la que el mundo da. Es una paz que sobre pasa todo entendimiento. Nos hace estar en paz cuando la razón nos dice que debemos estar desconcertados.

Usted puede decidir estar en paz
Podemos tomar la decisión de no permitirnos a nosotros mismos enojarnos, molestarnos o frustrarnos. Aunque quizás podemos pensar: “No lo puedo evitar”, de acuerdo a Jesús, sí podemos evitarlo. él nos ofrece una paz que puede evitar que nos pongamos de esta manera.

Es importante que nos demos cuenta que tenemos la responsabilidad de no permitir que nuestro corazón se turbe o tenga miedo. Nunca seremos liberados de aquello con lo que luchamos hasta que aprendamos a responsabilizarnos por donde estamos ahora mismo.

La mayoría de las personas quieren culpar a alguien más o a algo más por sus problemas, ya sea una infancia mala, falta de educación, su nacionalidad, su personalidad y hacer excusas por la manera que son. Pero no podemos permitir que las cosas de nuestro pasado o presente se vuelvan excusas para permanecer de la misma manera. Créame yo sé de esto.

Yo crecí en un hogar que era un caos. Era una atmosfera muy inestable y desagradable, llena de alcoholismo, enojo y todo tipo de abuso. Sin embargo, aprendí que tenía que tomar responsabilidad de mis acciones si quería que mi vida fuera diferente a lo que experimente durante mi niñez.

Yo recuerdo cuando me di cuenta que estaba viviendo con frustración, exasperación y preocupación verdaderamente no me hizo ningún bien. Todo lo que recibía por ser de esta manera eran dolores de cabeza, de espalda, una actitud de mal humor y de pesar por haber dicho cosas que nunca debí haber dicho.

A medida que tomé responsabilidad y dije: “Dios me va a ayudar a hacer algo al respecto si verdaderamente quiero que él lo haga”, las cosas comenzaron a cambiar. No fue fácil ni paso de la noche a la mañana, pero entre más confié en Dios que me ayudará, e hice decisiones correctas de actuar como Cristo en lugar de cómo me sentía cuando estaba enojada, o cuando las cosas no iban a mi manera. Yo cambie. Aprendí a vivir con la paz que Jesús da.

¡La paz de Dios es para usted!
Usted también puede. Nosotros podemos tener todo lo que Dios dice que podemos tener. él no hace acepción de personas. Las promesas de Dios son para “todo aquel” (lea Hechos 10:34-35) Nosotros somos “todos aquellos”, pero no todos estamos dispuestos a hacer lo que necesitamos hacer para heredar las promesas de Dios. Quizás estamos dispuestos a escuchar la verdad, pero ¿estamos dispuestos a hacer lo que dice?

Le quiero retar a decidir ahora mismo a ser determinado y persistente en buscar a Dios y ser obediente a hacer lo que él le está diciendo que haga. Nuestro enemigo, el diablo, es persistente y hará todo lo que pueda para cansarnos y mantenernos alejados de la voluntad de Dios. Pero necesitamos tener la misma tenacidad en Cristo para no darnos por vencidos – por la gracia de Dios– hacer que el enemigo se arrepienta por habernos molestado.

Recuerde, que como un cristiano nacido de nuevo, usted está lleno del Espíritu del Dios viviente, quien nos hace más que vencedores. Debemos planificar de antemano para mantenernos pacíficos durante las pruebas. No todo va salir como nosotros queremos todo el tiempo y cuando esto pase podemos prepararnos para mantenernos en paz en medio de todo.

Que su confesión sea: “Con la ayuda de Dios, no tengo por qué exasperarme o frustrarme. Puedo mantenerme calmado y mantener mi paz”. La habilidad de mostrar estabilidad y permanecer calmado en tiempos difíciles puede ser uno de nuestros más grandes testimonios a un mundo en problemas.

Fuente: Joyce Meyer.

Deja un comentario