Creciendo en la relación con Dios

ESPERANZA

Prendidos de la mano de Dios llegamos siempre a nuevos niveles, en lo espiritual y en lo personal

Título: Creciendo en la relación con Dios

Base Bíblica: Proverbios 8:13; Salmo 33:8, 9; Cf. Salmo 22:22, 23; Jeremías 6:10, 19; salmo 32: 8, 9; Salmo 111:1o

Introducción:

Todos los seres humanos fuimos concebidos por Dios con un propósito. Hay una misión que desarrollar. No obstante, a menos que desarrollemos intimidad con el Señor, no podremos alcanzar el nivel óptimo que el Padre celestial espera de nosotros. Cabe aquí recordar lo que enseña la autora y conferencista internacional, Joy Dawson:  “Dios otorga autoridad sólo a aquellos cuya actividad se origina en Él, y es dirigida por Él. No tenemos autoridad espiritual sin obediencia a Dios…  Mucha gente confunde el hablar alto y con elocuencia con autoridad espiritual, aun cuando la verdad haya sido impartida. Sólo lo que se habla con autoridad de Dios tocará el espíritu de los hombres y los motivará a dar los pasos de obediencia necesarios que cambiarán sus vidas. Todo lo demás únicamente toca el intelecto y las emociones.”(Joy Dawson. “Amistad íntima con Dios”. Editorial Betania. EE.UU. 1990.Pg. 27) Tenga presente que desarrollar intimidad con Dios parte de una decisión, la misma que puede tomar hoy, ahora, para crecer en la dimensión espiritual como siempre lo ha anhelado.

I. La intimidad con Dios comienza cuando tenemos claro qué es temor del señor

1. Dos espera que como Sus hijos, andemos delante de Él en temor reverente (Salmo 33:8, 9; Cf. Salmo 22:22, 23)

a. Rechazo al pecado

b. Valorar la grandeza y santidad de Dios

c. Temor a Dios entendido como obediencia

d. Abraham es un ejemplo del temor del Señor (Génesis 22:12; Cf. Jonás 1:9-16)

“… para nosotros el temor de Dios debe hacer dos cosas: Primero, producir en nosotros la misma actitud de Dios hacia el pecado que es odiarlo. Segundo, darnos un profundo respeto y comprensión de santidad de Dios, el poder de Dios y la suficiencia absoluta de Dios para satisfacer las necesidades de hombre. Aunque es muy importante obedecer a Dios por lo que dice, es aún más importante obedecerle por quien es Él.”(Joy Dawson. “Amistad íntima con Dios”. Editorial Betania. EE.UU. 1990. Pg. 12)

2. Temor a Dios no es miedo a Dios

a. Es necesario modificar el concepto humano de temor a Dios (Proverbios 8:13)

b. Temor a Dios es caminar según sus principios y preceptos

3. Temor a Dios es comprender que Dios aborrece el pecado (Levítico 19:2; Malaquías 2:5)

4. El temor del Señor se evidencia con nuestra renuncia al pecado (Salmo 130:3, 4)

El temor a Dios es:

a. Obediencia completa y gozosa a Dios

b. Algo distinto a la obediencia es la desobediencia

II. La intimidad con Dios crece cuando le buscamos a Él (Hebreos 11:6)

1. Dios se agrada de que lo busquemos (Hebreos 11:6)

2. Cuando le buscamos, Dios se revela a nuestra vida

a. Dios tiene cuidado de nuestros más mínimos detalles (Mateo 6:25-30; Lucas 12:27-30)

b. Lo que nos debe ocupar es buscar el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:31; Lucas 12:31)

“Muchas veces Dios nos prueba diciéndonos que hagamos cosas que nosotros no tenemos la menor idea de por qué las hacemos. No necesitamos entender el por qué. Él es Dios y en su conocimiento y sabiduría infinitos sabe el por qué. Y esa razón tiene que ser suficientemente buena para nosotros como para obedecerle ya que nuestro conocimiento y sabiduría son finitas.”(Joy Dawson. “Amistad íntima con Dios”. Editorial Betania. EE.UU. 1990. P. 16)

3. Cuando buscamos a Dios, tenemos de Dios la promesa de que nuestro trabajo no será en vano (1 Corintios 15:18)

a. Quien nos llamó a servirle es Dios (1 Tesalonicenses 5:24)

b. Si le buscamos, Dios nos prospera en la obra del Reino

III. A quién tememos, ¿a Dios o al hombre?

1. El temor de Dios es el que nos libera del temor del hombre (Jeremías 6:10, 19; proverbios 29:25)

            a. Es necesario hacer lo que honra y justifica al Señor (Isaías 50:10)

            b. Es necesario ser conscientes que Dios es nuestra protección

2. En nuestro corazón debe haber disposición para andar en el temor de Dios (Salmo 119:63)

3. Dios es bondadoso con quienes andan en un temor reverente (Salmo 31:19; Lamentaciones 3:25, 26)

4. El Señor Jesús enseñó que a quien se debe temer es a Dios y no al hombre (Lucas 12:4, 5)

            a. Es a Dios a quien tenemos que dar cuentas (Romanos 14:12)

            b. Andar en el temor de Dios nos concede autoridad espiritual y ministerial (Mateo 7:28, 29)

            c. Quien anda en el temor del Señor, habla y predica lo que Dios dice (Juan 3: 34; 20:21)

“La autoridad en nuestros ministerios está en relación directa con el grado en que permitimos que la vida del Señor Jesús sea la única explicación para todo lo que hacemos. Esto es posible cuando nosotros, consciente y voluntariamente, descansamos en la persona del Señor Jesucristo en fe para que haga en nosotros, y a través de nosotros, aquello que estamos totalmente convencidos que no podemos hacer nosotros mismos.”( Joy Dawson. “Amistad íntima con Dios”. Editorial Betania. EE.UU. 1990.Pg. 26, 27)

IV. Si honramos la Santidad de Dios, andamos en Su voluntad

1. Uno de los atributos más relevantes de Dios es la santidad (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8)

            a. Dios valora la sanidad

            b. A Dios debemos honrarlo como lo que es: Un Dios santo

            c. Cuando entendemos la santidad de Dios, podemos adorarle como se lo merece

2. Sin santidad nadie verá a dios (Hebreos 12:14)

3. Dios ama la justicia, parte fundamental de su atributo de santidad (Salmo 11:7)

4. Si honramos la santidad de Dios, andamos conforme a Su voluntad (Deuteronomio 10:12, 13)

5. Es necesario ser conscientes de los cuatro niveles del pecado:

            a. No pecar por temor a las consecuencias

            b. No pecar por guardar una imagen de consagración (Santiago 1:14, 15)

            c. Pecar por depender de nuestras fuerzas y no de Dios

            d. No pecar por compromiso sincero de fidelidad a Dios (Proverbios 16:6; Salmo 25:14; Santiago             4:8)

6. Es necesario que tras reconocer el pecado, se produzca un arrepentimiento sincero (Hebreos 26:20)

            a. Identificar el pecado (proverbios 28:13)

            b. Reconocer la grandeza y alcance del perdón de Dios (Jeremías 3:13)

            c. No admitir el pecado es negligencia (Jeremías 2:35)

V. Nuestros pensamientos deben honrar y glorificar a Dios

1. Desarrollamos intimidad con dios y le honramos con nuestros pensamientos (Proverbios 15:26)

2. Es necesario evaluar y arrepentirnos de nuestros pensamientos de maldad (Isaías 55:7; Salmo 19:14)

3. Dios nos habla a través de los pensamientos, de ahí la necesidad de tener una mente limpia (Salmo 51:6; Salmo 111:10)

4. Nuestros pensamientos pueden anidar el bien o el mal (Mateo 5:28)

            a. Nuestros pensamientos de maldad deshonrar a Dios (Malaquías 2:13-15)

            b. Hasta en los pensamientos rechazamos los ataques del enemigo (Santiago 4.7)

5. Es necesario poner filtro a nuestros pensamientos (Filipenses 4:8)

6. Podemos vencer la maldad de nuestros pensamientos (Romanos 12.21)

“¿Cómo sabemos que los pensamientos que vienen a nuestra mente provienen del enemigo espiritual o cuándo estos provienen de nuestro corazón? La contestación es simple: Por nuestra reacción inmediata a esos pensamientos. Si inmediatamente reaccionamos a ellos con odio, sabemos que no salen de nuestro corazón. Los pensamientos vienen entonces de la actividad satánica que batalla por nuestra mente. Si no hemos tenido una reacción inmediata de odio a pensamientos de crítica, maldad, falta de perdón, avaricia, incredulidad, entonces sabemos que todavía amamos esos pecados en nuestro corazón. Necesitamos orar para recibir temor de Dios, el que reemplaza el amor a esos pecados.”( Joy Dawson. “Amistad íntima con Dios”. Editorial Betania. EE.UU. 1990. Pg. 45)

7. Si andamos en el temor de Dios, renovamos nuestra forma de pensar (Romanos 12:2; Mateo 12:34)

            a. Somos puros conforme permitimos que sean puros nuestros pensamientos (Romanos 13:14)

            b. Nuestros pensamientos son determinantes en nuestra vida y ministerio (Salmo 66:18)

VI. Avanzar en intimidad con Dios nos permite ser uno solo con el Padre

1. Desarrollamos intimidad con Dios cuando somos uno solo con el Padre (Juan 17:11)

a. Si hay intimidad con Dios habrá santidad en nuestra vida (1 Tesalonicenses 3:12, 13)

b. Si hay intimidad con Dios seremos irreprensibles en la forma de pensar y de actuar (Filipenses 1:9, 10)

2. La intimidad con Dios permite experimentar vida en abundancia (Juan 10:10 b)

            a. Echamos de nosotros el pecado (Salmo 107:17; Cf. Lucas 12:2, 3)

            b. Aprendemos a sembrar para el Espíritu (Gálatas 6:7, 8)

3. Con nuestra mente y cuerpo honramos al Espíritu Santo (1 Corintios 6:15-20; Cf. 1 Corintios 6:9, 10; Apocalipsis 21:8)

4. Es necesario escoger el camino de la santidad (Isaías 35:8; Eclesiastés 12:13)

5. El temor a Dios y la santidad van de la mano y nos aseguran victoria en todos nuestros caminos (Eclesiastés 7:18)

6. Intimidad y santidad nos aseguran protección contra los ataques que se libran en contra nuestra (Salmo 105:15)

VII. Si tenemos intimidad con Dios, Dios debe reinar en nuestros pensamientos y acciones

1. No estamos solos, Dios nos guía (Salmos 32:8)

2. Nada ni nadie debe ocupar el lugar que le corresponde a Dios (Éxodo 20:3; Salmo 87:7; Ezequiel 14:5)

3. Dios debe ocupar el primer lugar en todo nuestro ser (Mateo 22:37)

4. No podemos olvidar que Dios desarrolla la intimidad con quienes le temen, es decir, que caminan en Su voluntad (Salmo 25:14)

5. Es  necesario disponer nuestro corazón para caminar conforma a la voluntad de Dios (Salmo 34:11-14)

6. Cuando andamos en el temor de Dios, Él nos concede sabiduría (Job 28:12, 28; Eclesiastés 8:5, 6)

VIII. Dios derrama bendiciones sobre quienes andan en intimidad con Él (Malaquías 3:16, 17)

1. Dios nos bendice si somos fieles a Sus mandatos (Éxodo 1:17, 21; Salmo 25:14; 31:19; 33:18; 34:9; 103:11)

2. Dios nos bendice y muestra su bondad hacia nuestra familia (Deuteronomio 5:28; Proverbios 9:10, 11; Eclesiastés 8:12; Salmo 111:5; 115:14; Proverbios 22:4; Lucas 1:50)

3. Dios nos guarda del mal (Proverbios 19:23; 2 Reyes 17:39; Salmo 34:7; 115:11; 145:19; Eclesiastés 7:18)

4. Dios nos guía en el sendero que debemos recorrer (Salmo 25:12)

5. Dios nos trae sanidad física y espiritual (Proverbios 3:7, 8; 19:23)

Conclusión:

Nuestra vida espiritual puede ser, además de abundante, fructífera y sostenida en el tiempo. No que un día estemos espiritualmente en una cima y al día siguiente hayamos llegado al nivel más bajo. Es un llamamiento a estar siempre, en todo momento, prendidos de a mano del Salvador, sabiendo que Él nos lleva al crecimiento, siempre. Todo comienza con la intimidad que desarrollamos con Dios. Usted puede hacerlo. Hoy es el día para que tome esa decisión. No está solo, el Padre celestial desea ayudarle.

© Fernando Alexis Jiménez

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