Creciendo espiritualmente a través de la oración

Base Bíblica: Efesios 6:18;

Sí es posble crecer espiritualmente a través de una vida de oración

Cuando oramos, algo especial ocurre. Orar no es meramente la repetición de palabras vacías por llenar tiempo, sino uno de los períodos más maravillosos en la vida del cristiano, porque nos acerca a Dios y abre las puertas para movernos en Su dimensión de poder sobrenatural. La oración debe constituirse en un distintivo en la vida del cristiano que nos lleva a experimentar crecimiento personal y espiritual.

I. La oración, un fundamento en la vida del cristiano

1. Estamos llamados a orar en todo tiempo y en toda circunstancia (Efesios 6:18)<span=»933″></span=»933″>

a. Perseverar en la oración

b. Orar con toda oración

c. Interceder por otras personas

2. Es necesario preguntarnos:¿Cómo anda nuestra vida de oración?

3. La oración debe ser un distintivo en la vida del cristiano (1 Tesalonicenses 5:17)

“…se nos exhorta a orar en todo tiempo, es decir, no solamente en los momentos habituales, de mañana o de tarde, o cuando estamos en grandes dificultades, ni aun ante decisiones importantes. La oración debería caracterizar toda nuestra vida cotidiana.”(G. Setzer. “Nuestra vida de oración”. Nro. 3/2013. Mayo-Junio. Pg. 66)

II. La oración nos asegura crecimiento espiritual y ministerial

1. Un distintivo de Pablo y sus colaboradores: Oraban a Dios (1 Tesalonicenses 3:10; 2 Tesalonicenses 2:3, 11)

a. Oraban por sus vidas

b. Oraban por el ministerio

c. Oraban por los creyentes

2. Orar es desarrollar intimidad con Dios. No es una fórmula de repetir palabras, únicamente

“Podemos dedicarnos a diferentes cases de oraciones, según las circunstancias y según lo que el Espíritu nos dicta en el corazón. No solamente pedimos específicamente por nosotros y por los demás, según las necesidades que conocemos, sino que también suplicamos, intercedemos, loamos y alabamos a Dios, y confesamos nuestras faltas.” (G. Setzer. “Nuestra vida de oración”. Nro. 3/2013. Mayo-Junio. Pg. 67)

3. Al orar volcamos el corazón a Dios

a. El apóstol Pablo sabía dar gracias a Dios (Romanos 1:8)

b. El apóstol Pablo bendecía (2 Corintios 1:3)

c. El apóstol Pablo le daba gloria a Dios (Efesios 3:21)

d. El apóstol Pablo intercedía por los creyentes (2 Timoteo 1:3; Colosenses 1:9-11)

III. Dios demanda cristianos comprometidos en oración

1. La perseverancia en la oración nos asegura la victoria (Lucas 18:1)

  1. a.        No descuidemos la oración, perseveremos en ella
  2. b.      El Señor Jesús animaba a los discípulos a orar siempre y no desmayar

2. Buena parte del ministerio del apóstol Pablo en la extensión del Reino de Dios, lo hacía mediante la oración (Efesios 1:15, 16)

a. No cesaba de orar por los creyentes y nuevos conversos

b. Pedía para ellos sabiduría e inteligencia espiritual

3. El apóstol Pablo era un intercesor por excelencia (Colosenses 1:9)

“Los obreros del Señor sienten la necesidad de las oraciones de los creyentes a su favor, para sostenerlos en sus servicios y en sus circunstancias a menudo agobiadoras.” (G. Setzer. “Nuestra vida de oración”. Nro. 3/2013. Mayo-Junio. Pg. 68)

4. Es necesario presentar a Dios nuestras necesidades, las que conocemos específicamente, y las que Dios pone en nuestro corazón

a. El apóstol Pablo invita  a orar por todos los creyentes

b. No podemos excluir a ningún creyente de nuestro horizonte de oración

5. Debemos aprender de apóstol Pablo que oraba por la propagación del Evangelio y la conversión de las almas (2 Corintios 11:28)

Conclusión:

La oración no es una opción sino un imperativo en la vida de cristiano. Nos permite incidir en las circunstancias, al tocar el corazón de Dios. Él responde a nuestro clamor y obra poderosamente. La decisión de comenzar una vida de oración comprometida es de cada uno de nosotros. Basta que dispongamos el corazón y comencemos a movernos en la dimensión sobrenatural de los milagros que se desencadenan cuando oramos. Hoy es el día oportuno para reavivar nuestra vida de oración.

© Fernando Alexis Jiménez

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