El beneficio de escoger el perdón sobre la ofensa

En ocasiones todos enfrentamos situaciones difíciles con otras personas. Esa es una parte inevitable de la vida. Pero tenemos la opción de escoger cómo respondemos en esos momentos. Cuando alguien lo lastima, puede elegir enojarse y guardar rencor aún después de que la ofensa paso, o puede elegir perdonar y convertirse en una mejor persona por medio de eso.

Me maravilla como una persona que ha sido lastimada puede llegar a ser más fuerte y una mejor persona, mientras alguien más a quien también le pasó lo mismo nunca se recupera. Esto me recuerda que algunos se hacen más fuertes en esos tiempos difíciles, mientras otros permanecen igual.

Una de las lecciones más grandes que tuve que aprender fue la importancia de no sentir lastima por mí misma. Yo tenía motivos de sobra para sentir lastima de mí misma porque fui abusada durante mi infancia. Pero Dios no puede manifestarse en mi vida si estoy constantemente sintiendo lastima de mí misma. Si bien es cierto que me sucedieron cosas terribles, he aprendido que el sentir lastima de mí misma no me hace ningún bien.

Una vez que fui capaz de perdonar a quienes me habían lastimado en el pasado, como a mi papá, fue entonces que encontré sanidad y restauración. Me hice un favor a mí misma y los perdoné. ¡Estoy feliz de haberlo hecho!

Usted también puede hacerse un favor a sí mismo y perdonar. El permanecer enojado con alguien no cambia la situación. ¿Qué bien le hace pasar toda su vida enojado con alguien que está disfrutando la vida y no le importa el hecho que usted esté enojado?
Muchas oportunidades

Todos tenemos muchas oportunidades para practicar el perdón y no estar resentidos. La mayoría de las personas dirían que tienen muchas oportunidades de sentirse ofendidos cada semana.

Yo creo que el área más difícil para que las personas perdonen no son las ofensas grandes que ocurren de vez en cuando. El reto a menudo ocurre en las ofensas pequeñas que permitimos que se acumulen en nuestro corazón con el tiempo. Es un acumulamiento sutil que nos puede dejar sin darnos cuenta porque estamos enojados con la otras persona. Cuando esto ocurre, son las cosas pequeñas que nos desvían.

Por ejemplo, al parecer la mayoría de los divorcios se deben a problemas sin importancia que ocurren con el pasar del tiempo. La mayoría de las parejas no saben con exactitud cual es el problema. Ellos sencillamente deciden que no son compatibles. ¿Cuántos de nosotros somos verdaderamente compatibles? Dave y yo somos muy distintos. Aunque hemos estado casados por más de 45 años y tenemos una relación saludable, todavía tenemos que trabajar en nuestro matrimonio.

La verdad es que el eliminar problemas con las personas de nuestro pasado no es lo que nos va a hacer mejor. Lo que hace la diferencia es que aunque tenemos los mismos problemas como todos los demás respondemos de una manera piadosa.

Miremos el ejemplo de Moisés

En el Antiguo Testamento, vemos a Moisés frente a una situación en la cual pudo haber tomado la oportunidad de ofenderse y sentirse resentido porque fue atacado personalmente por su propio hermano y hermana. Leamos Números 12:1-2 (NVI) “Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella. Decían: ¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones.”

Al continuar leyendo el capitulo 12 de Números, Moisés es descrito como una persona noble el cual quería ayudar a las personas. Pero sus hermanos comenzaron a criticar su vida personal cuestionando con quien se casó.

Es interesante como a menudo el diablo obra a través de aquellos cercanos a nosotros. Él hace esto porque nuestros seres amados tienen la posibilidad de herirnos más. Cuando alguien a quien no muy bien conocemos nos ofende, es más fácil olvidarlo que cuando un persona que queremos nos ataca.

Las quejas de Miriam y Aarón eran el reflejo de un problema más profundo cuestionando la autoridad de Moisés como profeta. En otras palabras, estaban celosos. En lugar de estar contentos con el don y posición que tenían, Miriam y Arón codiciaron lo que su hermano tenia.

La escritura dice cómo Dios confrontó a Miriam y a Arón acerca de su resentimiento y a ¡Miriam hasta le dio lepra! Pero mire cómo respondió Moisés en el versículo 13 (NVI) “Moisés le rogó al Señor: ¡Oh Dios, te ruego que la sanes!”

Es sorprendente, Moisés salió en defensa de Miriam y le rogó a Dios que la sanara. Él pudo haber dicho algo como: “Me hubieras tratado mejor.” Él pudo haberse apartado y seguir su camino. Pero todas esas respuestas le hubieran dejado resentimiento en su corazón.

Pero él hizo lo correcto. Él la perdonó inmediatamente. Este nivel de carácter demostrado por Moisés explica porque caminaba tan cerca con Dios.

Nosotros podemos hacer lo mismo que hizo Moisés, con la gracia de Dios en nuestras vidas. Lo emocionante es que el elegir perdonar le liberará del enojo, amargura y resentimiento. También significa que tendrá una relación más cercana con Dios. ¡No hay nada mejor que eso!

Por Joyce Meyer.

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