El poder de la Oración – 7 verdades bíblicas para un poder sobrenatural

El Poder de la Oración – ¿Cómo me aprovecho de él?
El poder de la oración no es el resultado de la persona orando. Por el contrario, el poder reside en el Dios a quién oramos. Juan 5:14-15 dice, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” No importa quién esté orando, la pasión en la oración, o el propósito de la oración – Dios responde a las peticiones que están de acuerdo con su voluntad. Su repuesta no siempre es sí, pero siempre es en nuestro mejor interés. Cuando nuestros deseos se alinean con Su voluntad, lo entenderemos en su momento. Cuando oramos apasionadamente y con propósito, de acuerdo con la voluntad de Dios, ¡Dios responde poderosamente!

No podemos llegar a la oración poderosa usando “fórmulas mágicas.” La respuesta a nuestras oraciones no depende de la elocuencia de nuestras oraciones. No tenemos que usar ciertas palabras o frases para lograr que Dios conteste nuestras oraciones. De hecho, Jesús rechaza a aquellos que oran usando repeticiones, “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; pues vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” (Mateo 6:7-8). La oración es una comunicación con Dios. Todo lo que tienes que hacer es pedirle a Dios Su ayuda. El Salmo 107:28-30 nos recuerda, “Entonces claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Calma la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, por que se apaciguaron; y así los guía al puerto que deseaban.” ¡Hay poder en la oración!

La necesidad de la oración

Todos tenemos necesidad de oración. Por esto, el Señor hace de ella, no una opción, sino una ordenanza para nuestro propio beneficio (1 Crónicas 16:11). En Mateo 7:7, el Señor nos habla de orar con perseverancia. La triple exhortación: «Pidan… busquen… llamen» concierne a la satisfacción de toda necesidad.

Pedir implica humildad y conciencia de necesidad. Pedir presupone la fe en un Dios personal con el cual podemos comunicarnos. Cuando uno pide, espera una respuesta. El tener esa fe hace que la oración sea cálida y personal.

Buscar es pedir y actuar. No basta la petición ferviente. Debemos estar activos en el esfuerzo por obtener el poder para perseverar. Uno debiera orar, escudriñar las Escrituras (Juan 5:39; Hechos 17:11), asistir a los cultos (Hebreos 10:25) y, sobre todo, tratar de vivir en armonía con la voluntad de Dios revelada en su Palabra santa (Mateo 7:21, 24, 25; Juan 7:17).

Llamar es pedir, más actuar, más perseverar. Uno llama a una puerta repetidas veces, hasta que le abran. Sin embargo, la perseverancia ya está implícita en los tres imperativos, porque todos están en tiempo presente. Así que, una posible traducción sería: «Continúa pidiendo, buscando y llamando». La idea bíblica de llamar en sí misma ya implica perseverancia. Uno sigue llamando a la puerta del palacio del Rey, hasta que él abre la puerta y provee de todo lo necesario.

A cada mandamiento le corresponde una promesa. Por eso «pidan» es seguido por «se les dará», «busquen» es seguido por «encontrarán», y «llamen» por «se les abrirá». A todo sincero seguidor de Cristo se le promete una respuesta a la oración que va acompañada por el buscar y el llamar.

La Oración es comunicación

Al igual que sucede con toda amistad, tu relación con Jesús se verá fortalecida si te comunicas con Él francamente y con frecuencia.  En realidad, esa es la esencia de la oración: comunicarse de corazón a corazón con el Señor.

Puedes orar en cualquier parte, en cualquier momento. Da lo mismo que estés sentado o de pie. No es necesario estar en un templo ni en ningún lugar en particular. La oración establece un vínculo entre el Señor y tú, te encuentres donde te encuentres.

Jesús está a tu disposición. Basta una oración para acceder a Él, Se complace en prestarte oído y te dará una mano siempre que lo necesites.  Él se interesa sinceramente por ti. Le encanta escucharte y responder tus inquietudes.

Claro que la Oración es mas que eso.

Jesús también quiere comunicarse contigo, hablarte. Quiere dirigirte palabras de amor y de ánimo. Desea ayudarte a resolver tus problemas. Tiene en Su haber todas las soluciones y respuestas, pero para poder revelártelas es preciso que lo escuches. Por eso es necesario que aprendas a reconocer Su voz cuando te hable al alma y te ponga pensamientos en la cabeza.

Beneficios que nos reporta la oración.

Pasar tiempo con El Señor rinde tantos beneficios que no podemos prescindir de ello. El puede ayudarnos a resolver nuestros problemas, responder a nuestros interrogantes, aliviar nuestras penas, consolarnos en nuestra desazón, proporcionarnos alegría, acercarnos al Cielo y muchísimo más.

¡La oración altera las circunstancias! Es uno de los medios de los que se vale Dios para satisfacer las necesidades y deseos de Sus hijos, siempre y cuando sea beneficioso para ellos y para los demás. «Todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.»   Mateo 21:22

Cuando nuestro espíritu flaquea y se nos turban los pensamientos, la oración nos proporciona descanso  y nos renueva.
«Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas: porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga.» 
Mateo 11:28-30

Jesús nos guía por el laberinto de la vida. Nos indica que hacer en situaciones de apuro y cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. Ha prometido darnos instrucciones, aclararnos los pensamientos y guiar nuestros pasos.

«Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas.» «Tus oídos oirán a tus espadas palabra que diga: ‘Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda’ ». 
Proverbios 3:6,  Isaías 30:21

El beneficio de nuestras oraciones en los demás

La oración puede contribuir a mejorar significativamente la vida de otras personas. Orar no es lo mínimo que se puede hacer por alguien, sino lo máximo. Nuestras oraciones mueven el corazón y la mano de Dios para que intervenga en favor de las personas por las que pedimos.

Por medio de nuestras oraciones, otras personas pueden obtener los mismos beneficios que obtenemos nosotros cuando oramos: consuelo, protección, alivio de la ansiedad y del temor, curación, provisión material y muchos otros.

Pensamientos acerca de la Oración

La oración construye los canales que van desde el ilimitado depósito de abastecimiento de Dios hacia los estanquitos de nuestras vidas.

Tienes que aprender a entablar contacto personal con el poder de Dios para dejar que El te de alegría, salud y felicidad.

La oración no tiene nada que ver con la posición del cuerpo,  todo depende de la posición del corazón.

Dedica tiempo para escuchar a Dios y El dedicará tiempo  para solucionar tu problema.

Si estas acostumbrado a orar en privado, no te resultará difícil orar en público.

No es la cantidad de tus oraciones lo que cuenta,  sino la calidad.

 «Si permanecéis en Mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho.»
 Juan 15:7

Tú puedes experimentar ese poder milagroso que obra en tu vida cuando Dios te da soluciones a tus problemas, valor y fuerza para enfrentar la adversidad, al igual que paz mental, curación, perdón, amor y ánimo.