El reto de hablar en público: superar el “miedo escénico”

Aunque solemos practicarlo desde pequeños en la escuela, las presentaciones en público siguen siendo un reto que por lo general nos pone muy nerviosos.  Aún días antes de la exposición puede aparecer el agobio y la sensación de que “no saldrá bien”.

El tartamudeo, los sudores y otros síntomas pueden echar a perder cualquier discurso, predicacion o sermon, por más interesante que sea. La exposición a estas situaciones sociales provoca, por lo general, gran ansiedad en el sujeto, reconocida por él como irracional o excesiva y, para no experimentarla, limita su actividad, evitándolas.

Superar esta situación es el tema del libro “Libérate de la ansiedad: cuatro pasos para superar el miedo” escrito por la psicóloga Tamar Chansky. Allí presenta una serie de  consejos para erradicar el miedo escénico y enfrentarse al auditorio o iglesia con recursos suficientes para salir victorioso.

 EL EJEMPLO DEL DEPORTE
Tamar Chansky se fija en cómo los deportistas de élite enfrentan la competición. Se preparan a fondo, descansan adecuadamente antes de enfrentar la prueba, y sobre todo se centran en la actividad del momento, sin pensar en el futuro ni en el pasado.

 “Céntrese en lo que realmente necesita hacer ahora mismo para hacer que las cosas salgan mejor. Permanecer en el presente es una manera de estar preparado, no asustado”.

Otro consejo es que sepamos  organizar nuestro discurso o sermon y presentación como algo global, y no con detalles o buscando la perfección absoluta, ya que ese será el juicio que los demás realicen de la presentación o predicacion.  “Si te obsesionas con obtener resultados perfectos -dice Chansky- estarás pendiente de ello y tu estrés y ansiedad serán percibidas por la audiencia mucho más que tus propias cualidades”.

Porque “ no somos juzgados por imágenes individuales, se nos juzga por el conjunto entero.  Las películas de nuestras vidas están compuestas por lo bueno, lo malo y lo feo, pero el conjunto de todo debe ser considerado por uno mismo como algo muy grande”, expone Chansky. Por ello, la psicóloga recomienda “rebajar las apuestas detallistas, no las normas generales”.

 MISIÓN Y PÚBLICO
Al enfrentar una presentación pública (desde una entrevista de trabajo a una exposición o predicacion) deberíamos  pensar en el objetivo final  de la misma.  Hay que centrarse en ello para olvidarnos de la crítica. “El público no es un lobo hambriento que nos va a morder. Hay que tener en cuenta lo que ellos quieren o necesitan escuchar”.

Además el público suele ser menos cruel de lo que pensamos. El feedback, como también se le suele llamar, es lo que atormenta a muchos antes de actuar. ¿Cómo reaccionará la audiencia?, ¿les gustará?, ¿se reirán de nosotros?… y tantas otras dudas que nos asaltan antes de llevar a cabo cualquier acción.

 La respuesta del público es sencillamente imprevisible,  no podemos anticipar cuál será, así que lo mejor es no obsesionarse con ella. Tamar Chansky propone “fijar la mirada en los rostros sonrientes que están asintiendo con la cabeza, en lugar de aquellos que están sacudiendo sus cabezas o mientras se entretienen con sus teléfonos móviles”.

Finalmente,  Chamsky recomienda reaccionar a los fallos o errores con autocrítica, naturalidad y humor.  En los momentos en los que las cosas parecen no funcionar adecuadamente, debemos aprender a asumirlos y hasta disfrutar de ello.

 Es lo que propone la psicóloga para sobreponerse a cualquier error o tropiezo que se cometa. “Desde los atletas a las “celebrities”, estar en paz con la audiencia conlleva siempre una cosa: olvidarse de que existe, excepto al final , para recibir la aceptacion, ese momento tan importante del que sentirse orgulloso”.

Fuentes: ABC, Protestante Digital

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