Entrevista

Mañana, a las siete en punto de la tarde tengo una entrevista con mi amigo Jesús, el Hijo de Dios. Tal vez por amistad o por alguna otra razón divi


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Mañana, a las siete en punto de la tarde tengo una entrevista con mi amigo Jesús, el Hijo de Dios. Tal vez por amistad o por alguna otra razón divina que desconozco, me la concedió en forma personal.
Inmediatamente tomo papel y lápiz y me dispongo a enumerar las cosas a pedir. Por descontado y prioritariamente, pido dinero, aunque después de pensarlo, me rectifico y pido salud para disfrutar el dinero.
Medito unos instantes y se me ocurre que si algo grave le ocurriera a mi familia, no podría disfrutar ni de mi salud ni del dinero. Tomo entonces un papel en blanco y escribo que lo primero es el bienestar de mi familia, luego mi salud y después el dinero. Al releerlo me siento en un todo satisfecho con lo expuesto y decido no volver sobre el tema hasta una hora antes de la entrevista.
Sin embargo, pienso que la familia puede en algún momento equivocar el rumbo y ello echaría por tierra todo o conseguido. Ninguna de las cosas solicitadas y concedidas podrían servirme de consuelo.
También es cierto que yo, reincidente violador de los preceptos cristianos no pueda disfrutar lo concedido por un cargo de conciencia.
Rompo entonces el papel escrito y acometo con una nueva lista en un papel en blanco. Entonces pido: Paz para mi conciencia guía para mi familia bienestar para todos los míos salud para mi persona y por último el dinero.
A punto de plegar el papel, decido borrar los del dinero y pedir esencialmente que Jesús me otorgue tantas entrevistas como minutos me quedan por vivir.
A las siete en punto de la tarde nos encontramos.
-¿Qué pides?- preguntó.
– Perdón- dije.



Nota:
Este cuento fue escrito no se sabe qué día del año dos mil. El sábado 22 de julio de dos mil seis, fallece pocos minutos después de las siete de la tarde….

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