Es tiempo de cosecha

“Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mt. 9:36-38).

Jesús declaró, “Los campos están listos y la cosecha es cuantiosa. Es tiempo de comenzar a cosechar.” En ese momento, comenzó la gran cosecha espiritual y final. Comenzó como una cosecha entre los judíos y los gentiles de la generación de Jesús. Y esta misma cosecha perdurara hasta que Cristo regrese.

Mientras leo este pasaje, me pregunto que habrá visto Jesús en su tiempo que le hizo decir: “La cosecha esta lista, ¿así qué es tiempo de cosechar?” ¿Vio el un despertar espiritual en Israel? ¿Había avivamiento en la sinagoga? ¿Estaban los sacerdotes volviendo a Dios? ¿Estaban siendo convencidos los escribas y Fariseos? ¿Que evidencia había que la cosecha estaba madura?

Los evangelios no revelan mucha evidencia de ningún movimiento espiritual hacia Dios. Si había algo, ellos mostraban lo opuesto. Jesús era burlado en las sinagogas. Los lideres espirituales de la nación lo rechazaban, cuestionando su integridad y divinidad. Un gentío religioso trató de arrojarlo por un precipicio. Y Cristo mismo se lamento sobre las ciudades de Israel porque no se arrepintieron ante su mensaje: “¡Ay, Corazín! ¡Ay, Betsaida! ¡Ay, Tiro y Sidón! ¡Ay, Capernaúm!”

En cuanto a las multitudes, ellos estaban envueltos en una desesperación caótica. Las Escrituras nos dicen, “Cuando él las vio… estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” Aquí había una sociedad temerosa, estresada y deprimida. La gente corría salvajemente, como ovejas dispersas, buscando ayuda dondequiera que la pudieran encontrar. Sin embargo, fue en este mismo punto de gran desesperación que Cristo declaró: “Los campos están maduros y la cosecha es cuantiosa.”

¿Crees que las palabras de Jesús acerca de una cosecha madura se aplican al presente? ¿Dónde vemos evidencia que los campos están blancos y listos para cosechar? ¿Están arrepintiéndose las naciones? ¿Hay un gran mover en nuestra sociedad? ¿Esta despertándose la iglesia organizada? ¿Están hambrientos por avivamiento los lideres religiosos, buscando a Cristo en forma renovada? ¿Hay un clamor por santidad en esta generación?

Con unas cuantas excepciones, no veo que tales cosas estén sucediendo. Sin embargo, nada de esto fue lo que movió a Jesús en su tiempo. Mas bien, él fue movido por la triste condición que él vio por todos lados. Dondequiera que él miraba, la gente estaba abrumada por la pena.

De hecho, mientras Cristo miraba sobre Jerusalén, él lloró. Sus lagrimas eran por la dureza y ceguera espiritual que veía. Aquí había un pueblo camino al juicio, sin paz, solo miedo y depresión. Y él profetizó sobre esta escena, “Tu casa será desolada.”

En realidad Jesús nos ofrece un cuadro de como serian los últimos días. Ahora, este periodo comenzó en su ascensión, y terminara solo cuando él vuelva otra vez. Estamos muy cerca a ese punto ahora. Y Jesús lo describió a sus discípulos cuando ellos le preguntaron que señales buscar. Ellos querían saber la condición de las cosas mientras los mismos últimos días se aproximaban.

Cristo contestó hablando acerca de hambrunas, terremotos, tribulaciones, naciones divididas. Falsos profetas y falsos cristos engañarían a muchos y llevarían a multitudes por mal camino. Creyentes serian odiados tan solo por mencionar el nombre de Cristo. Y el amor de muchos se enfriaría, con algunos cayendo por el incremento audaz del pecado y anarquía.

“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas. Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” (Lucas 21:25-26). En resumen, Jesús esta describiendo aquí la generación más ansiosa, deprimida, y estresada de todos los tiempos.

Así pues, ¿están cumpliéndose sus profecías aun ahora, ante tus ojos? Piénsalo: esta generación esta llena de ansiedad y preocupación. Multitudes están atemorizadas mientras observan como se despliegan increíbles desastres: huracanes, terremotos, tsunamis, deslizamientos de tierra, y tornados. Naciones enteras tiemblan con temor sobre la amenaza de terrorismo. Y fallos cardiacos es el asesino numero uno en el mundo hoy.

Religiones falsas, falsos profetas y falsos cristos están llevando a muchos por mal camino. Millones están volviéndose al Islam, con nación tras nación infiltradas por los islámicos. Tendrías que estar en negación total si tu no ves que todo lo que puede ser sacudido es sacudido.

En medio de todo este trastorno y tumulto, escucho las palabras de Jesús: “Los campos están blancos. La cosecha es cuantiosa.” Estoy convencido que él le esta diciendo a su iglesia, “La gente esta lista para escuchar. Este es el tiempo para creer por una cosecha. Ahora es el tiempo para que tu comiences a cosechar.”

Cristo es el Señor de la cosecha. Y si él declara que la cosecha esta lista, debemos creerlo. No importa cuan malvada se vuelva esta generación. No importa cuan poderoso parezca Satanás. Nuestro Señor esta diciéndonos, “Deja de enfocarte en las dificultades a tu alrededor. En vez de eso levanta tus ojos. Es tiempo para que veas que la cosecha esta lista.”


Jesús entendía el corazón del hombre,
sabiendo que nos olvidamos de Dios
en tiempos de prosperidad.


Cristo sabia que en tiempos de pena y calamidad, la gente esta obligada a mirar la eternidad. Sufrimiento, miedo, y tiempos difíciles maduran a la gente para escuchar y recibir el evangelio. Considera el contexto de sus palabras: “Al ver las multitudes…, porque estaban desamparadas… Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha,” (Mt. 9:36-37).

Esta verdad ha sido demostrada a través de la historia del pueblo de Dios. Moisés reprendió a su generación, diciendo, “Dios te dirigió. El aumento tu numero. Y te bendijo grandemente, dándote pastos verdes, miel, mantequilla, leche, ovejas, aceite y fruta. Pero tu te hiciste rico y te rebelaste. Tomaste en poca estima a la Roca de tu salvación y lo abandonaste.” “Pero engordó Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación.” (Deut. 32:15).

Las Escrituras nos dicen que Israel fue rebajado después de esto. Pero, en su aflicción, ellos clamaron al Señor, y él los liberó: “Entonces clamaron a Jehová en su angustia y los libró de sus aflicciones” (Salmo 107:6)

Considera también el testimonio de David: Me rodearon los lazos de la muerte y los torrentes de la destrucción me atemorizaron. Los lazos del Seól me han rodeado, me tendieron redes de muerte. En mi angustia invoqué a Jehová y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo y mi clamor llegó hasta sus oídos.” (Salmo 18:4-6).

Problema, aflicción y perplejidad siempre han dado a luz un grito por ayuda. Este ha sido el patrón a través de los siglos. Recuerdas lo que paso después que las torres gemelas cayeron en Nueva York: las iglesias estaban repletas. Hubo reuniones de oración en el Estadio de los Yankee. Lideres del Congreso se reunieron en los escalones del Capitolio en Washington, orando y cantando, “Dios Bendiga a América.”

Por un tiempo, Dios era el tema de la nación. El miedo y la aflicción habían obligado a la gente a pensar en buscar la verdad. Y eso suma la ley de la cosecha: MIENTRAS MÁS OSCUROS LOS DÍAS, MAS BLANCA LA COSECHA.

En Indonesia y Sri Lanka, islámicos radicales se habían negado a permitir extranjeros en su territorio. Pero después del desastre del tsunami, muchos abrieron sus puertas a trabajadores voluntarios cristianos. ¿Por que? Dios vio campos que estaban blancos y listos para cosechar.

El hecho es, ningún país esta cerrado a Cristo. Y ningún pueblo es inalcanzable. Ningún poder religioso en la tierra puede detener la cosecha. Por eso es que Jesús nos dice que no tengamos temor, aunque los montes caigan al mar.

Piensa en los eventos catastróficos de la reciente historia mundial. Los comunistas en Rusia pensaron que habían librado a su país de Dios. Pero Jesús les ha dicho: “Todo lo que hicieron fue ayudar la cosecha.” Cristo esta vivo y bien en Rusia hoy.

China también trató de proscribir a Dios, solo para madurar una cosecha de millones de creyentes. Recientemente, la Ucrania salió de manos corruptas, y es dirigida por un hombre que habla de Cristo. El periódico, New York Times, ahora llama a Bielorrusia la nación mas dominada por el comunismo, sin embargo los cristianos están orando que su país sea el próximo. ¡Dios ha visto todos los campos como listos para cosechar!


El mismo principio fue cierto
a través de la historia de Israel.


Cuando Moisés le dijo a Faraón, “Deja ir a mi pueblo,” fue porque Dios había anunciado que era tiempo de cosecha. El momento había llegado para la liberación de Israel de la esclavitud.

Pero Faraón respondió: “¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.” (Ex. 5:2). Faraón representa el sistema demoníaco de Satanás, incluyendo religiones falsas y opresión que tiene a la gente bajo esclavitud.

Antes que Israel pudiera ser liberado, los poderes de las tinieblas tenían que ser sacudidos. Así que Dios golpeó a Egipto con nueve calamidades naturales. Sin embargo, esos nueve desastres solo endurecieron el corazón de Faraón.

Finalmente, vino una calamidad tan devastadora, todos en Egipto – desde los gobernadores hasta los ciudadanos ordinarios–supieron que esto no era la naturaleza fuera de control. Era Dios hablando.

El Señor había enviado al Ángel de la muerte. Y en una noche, el hijo mayor en cada familia egipcia murió. El hijo de Faraón estaba incluido entre ellos. Al otro día, Israel desfiló fuera de Egipto. Aquí esta la cosecha que vino justo antes del juicio.

Siglos después, cuando Jesús anunció la cosecha madura en Jerusalén, él sabia que el juicio estaba a punto de llegar. Años después, Tito y su ejercito invadirían a la ciudad, y un millón doscientas mil personas serian asesinadas. Muchos serian colgados de cruces y la ciudad misma seria quemada hasta la tierra. Por esta razón Jesús advirtió a su generación, “Ustedes dicen que faltan cuatro meses antes de la cosecha. Pero yo les digo, la cosecha tiene que comenzar ahora. Tienen que estar al tanto de la voluntad de Dios, porque la calamidad mas grande esta a tu puerta. Los estoy comisionando ahora mismo a que terminen mi obra. El tiempo de comenzar a cosechar es hoy.”

¿Cómo describió Jesús la calamidad que estaba por venir? “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” (Mt. 24:21). Sin embargo, antes que esa calamidad llegara, seria el tiempo de la cosecha.


El concepto de “cosecha” fue central
para el movimiento de crecimiento
de iglesia en los 80.


Mas de dos décadas atrás, los expertos de crecimiento de iglesia comenzaron a concentrarse en nuevos métodos para traer la cosecha. Ellos declararon: “La iglesia ya no es relevante a la sociedad moderna. Es demasiado tradicional, muy fuera de contacto, y necesita modernizarse. Tenemos que ser más contemporáneos. Ya no podemos seguir pensando en términos pequeños.”

Así que los 80 fueron proclamados a ser “La década de Cosecha.” Y de esta mentalidad nació el movimiento “sensible a buscadores” de la mega iglesia. Casi de la noche a la mañana, enormes iglesias comenzaron a retoñar por todo el país. Muchas de tales iglesias de repente tenían congregaciones en los miles y diez miles. Algunas construyeron grandes campos parecidos a centros comerciales, incluyendo restaurantes y otras conveniencias.

Lo que llamaron “pensar estrecho” ahora era reemplazado por pensar corporativo. La moral del pueblo ya no era desafiada. En vez de eso, la iglesia debía estar “centrada en necesidad,” ministrando a las necesidades de la gente como ellos la declaraban en encuestas.

Los servicios de adoración incorporaban la ultima tecnología, “contemporizando” la música y ofreciendo producciones teatrales. Los pastores ilustraban sus sermones con cortes de las más recientes películas, algunas de ellas calificadas R. Parecía como que la gran cosecha estaba de camino.

Pero la “Década de la cosecha” demostró que estaba edificada sobre el fundamento incorrecto. Un pastor llamado William Chadwick había dirigido una iglesia que prosperaba sobre estos principios. Pero al pasar el tiempo, el se sintió convencido por estar tan concentrado en los números. El escribió un libro titulado “Robando Ovejas,” donde el cita algunas estadísticas alarmantes.

La figura más notable era que, en diez años, no hubo crecimiento apreciable entre las iglesias evangélicas. En vez de eso, las mega iglesias estaban compuestas mayormente de transferencias de iglesias más pequeñas. La gente iba por la nueva y excitante adoración contemporánea y los programas ofrecidos a las personas nacidas en los años 60. Muchos de estos “cambiantes” eran pentecostales.

Peor, el movimiento de mega-iglesia tuvo un horrible efecto sobre las iglesias más pequeñas. Estas no tenían los recursos para competir con iglesias enormes, las cuales ofrecían todas clases de campanas y silbas con sus programas centrados en la necesidad. Lentamente, los números de las iglesias pequeñas menguaron, y muchas terminaron cerrando sus puertas.

Un estudio reciente por el respetado Grupo de Investigación Barna muestra que la iglesia no esta tan solo estancada, sino que esta empeorando. Un hecho alarmante es que de los nacidos en los 60 están asistiendo menos a la iglesia que antes. Simplemente, el movimiento de crecimiento de iglesia ha terminado yendo hacia atrás en vez de hacia adelante.

Finalmente, hay una estadística que me asombra mas que cualquier otra. Esto es, solo un numero minúsculo de cristianos ha ganado un alma alguna vez para Cristo. Esto pone las palabras de Jesús al día, “los labradores son pocos.”

En cada ciudad donde viajo en estos días, los pastores me preguntan como levantar una iglesia fuerte y creciente. Mientras miro alrededor de su ciudad, veo barrios pobres, llenos de personas oprimidas y atadas por el pecado. Yo sé que Dios ha prometido darnos poder mientras ministramos, si tan solo vamos a estos campos de cosecha cercanos para cosechar almas. Puedes levantar una gran iglesia con esos pobres y débiles quienes están siendo liberados de la atadura de Satanás.

Años atrás, encontré la cosecha por madurar en el bajo. Sucedió cuando yo fui a los barrios donde vivían los lideres de pandillas, adictos a drogas, viudas pobres, alcohólicos y prostitutas. Ahora muchos de los ganadores de almas más poderosos que conozco son antiguos miembros de pandillas como Nicky Cruz.

Están ganando multitudes a Cristo por todo el mundo. Imagínate la escena, el ultimo día que Jesús pasó en la tierra, supón que antes que Jesús ascendiera – como el imagina la iglesia y la cosecha antes de su regreso – él ve un alejamiento. Su alma se entristece, porque él ve un deslizamiento desenfrenado. En vez de cosechar una cosecha blanca, su pueblo esta pasando su tiempo y energía buscando éxito mundano y cosas materiales.

Así que Jesús dice al Padre: “Ellos no van hacer entrar la cosecha. Todos los campos blancos están dormidos. Voy a mandar una hueste de ángeles para que hagan la cosecha.” El Padre esta de acuerdo y de repente millares de seres celestiales aparecen en la tierra, brillando con resplandor sobrenatural.

Que vista seria esta, seres de otro mundo, vestidos de gloria, hablando en iglesias y en publico. Los ves entrevistados por los reporteros de periódico, en la radio y la televisión. Ellos hablan de la Cruz, la resurrección, la ascensión, el amor de Cristo, y el juicio final por venir. Y ellos hablan con tal elocuencia y convicción que todo el mundo queda embelesado. Ellos son como muchos Jonás, enamorando y advirtiendo al mundo.

Ahora supón que después de corto tiempo, estos mismos ángeles radiantes quedan embelesados con el mundo a su alrededor. Son tomados por las comidas finas, bienes materiales, riqueza, y seguridad. Y pronto, ellos comienzan a luchar por el éxito, la fama y la fortuna. Dentro de poco, se ponen celosos uno del otro, mostrando ira, orgullo, envidia y codicia.

En otras palabras, ¡se convierten exactamente como la iglesia de hoy! Pregunto: ¿cuanta influencia tendrán en el mundo? ¿Como pueden ellos esperar traer la cosecha, estando tan atrapados en mundanería. Su testimonio seria descontado. Y perderían todo poder espiritual, yendo de un lado a otro desanimados, temerosos y dudando.

Dime, ¿por qué alguien querrá mi evangelio, si me ven en este estado, estresado y sin gozo? ¿Por que creerán mi mensaje, “Jesús es suficiente, mi todo, mi provisión constante,” si siempre estoy temeroso y preocupado, sin paz?

Nadie escucharía una sola palabra mía. En vez de eso, ellos se peguntarían, “¿Qué diferente es tu Cristo? El no parece ser gran medico, sí siempre estas en esta clase de condición.”

Amado, tu semblante cuenta. Escucha lo que Cristo dice de su novia, en Cantares: “Paloma mía… muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso tu aspecto.” (Cantares 2:14). Cristo nos esta diciendo, en esencia, “Quiero ver tu sonrisa.” ¿Esto describe tu semblante?


No hay que suponer porque no
experimentamos una gran cosecha
de almas.


Jesús lo hizo sencillo: “La cosecha esta madura, pero los labradores son pocos.” Pero, por que hay tan pocos labradores? Las iglesias de hoy están repletas de creyentes quienes proclaman que Cristo es su misma vida. Millones de dólares se gastan en edificar centros de adoración en todas partes.

Lo cierto es, si no somos capaces de cosechar almas – si nuestras vidas no reflejan el poder transformador del evangelio que predicamos – entonces nos hemos desvalorados como labradores. Nuestro caminar con Cristo debe ofrecer prueba al mundo que las promesas de Dios son verdaderas.

Como labradores, somos el instrumento de cosecha en las manos del Señor. En los días de Cristo, tal instrumento era una hoz, una navaja larga y curvada de un solo filo con un asidero largo. Era forjado por un herrero, quien lo ponía en el fuego, luego lo ponía sobre un yunque, donde él lo golpeaba y lo doblaba hasta obtener esa forma. Entonces, todo el proceso era repetido, una y otra vez, hasta que el borde para cortar estuviera afilado con una superficie áspera.

El paralelo esta claro, Dios esta forjando labradores. El no esta solamente martillando el pecado. Y este proceso explica porque los labradores son pocos. La mayoría de los feligreses son como los miles que se ofrecieron para ir con Gedeón en el Antiguo Testamento. Dios vio temor en muchos de ellos, sabiendo que ellos no soportarían el fuego, el martilleo, los tiempos difíciles. Y de los miles que siguieron a Gedeón, solo trescientos fueron escogidos.

Lo mismo sucede hoy en día. Aquellos que realmente son llamados a la cosecha, son llamados a soportar el fuego de refinamiento y formación y continuo martilleo. Pero no muchos lo hacen.


Los discípulos fueron autorizados
por Dios en su misión.


¿Dónde comenzaron los discípulos su ministerio? Según este pasaje, Jesús los mando a los tristes, los pobres, aquellos que estaban cabizbajos con el pecado, con ataduras y hábitos que controlaban sus vidas.

Pienso en el ministerio de rehabilitación de drogas y alcohol Reto Juvenil, con sus 500 centros alrededor del mundo. Y pienso en cantidad de cosechadores quienes han ido a otros países y han visto milagros de salvación mientras han ministrado a los mas necesitados, los más pobres, los mas atados por el diablo. Ellos están comenzando a cosechar exactamente donde Jesús comenzó su cosecha: entre las ovejas perdidas, los cautivos, los quebrantados de corazón, los prisioneros, los leprosos, los ciegos, los pobres, aquellos que lloran, aquellos con espíritu cargados, aquellos que están apenados y desconcertados.

Considera las palabras de Pablo: “Considerad, pues hermanos, vuestra vocación y ved que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.” (1 Cor. 1:26-29).

Estimado santo, Jesús sabia lo que íbamos a enfrentar en estos últimos días: una generación sumida en pecado mucho más que cualquier otro… estrés y soledad tal como nunca fue experimentada por el hombre… desastres financieros, divorcios desenfrenados, homosexualidad militante, inmoralidad que haría ruborizar hasta al peor de los pecadores solo treinta años atrás.

Por esto Cristo busca labradores quienes se han sometido al fuego y fundiciones. Él quiere un pueblo que se pondrá de pies ante el mundo y proclamara:

“¡Dios esta conmigo! Satanás no puede detenerme. Solo mira mi vida. He pasado por fuego tras fuego, martillado una y otra vez. Pero he salido de todo esto mas que vencedor a través de Cristo, quien vive en mi. Lo que he predicado ha servido para mí. ¡Soy una prueba viviente de que Jesús es mas que suficiente!

Por David Wilkerson
Usado con permiso por World Challenge, P. O. Box 260, Lindale, TX 75771, USA.

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