Floreciendo como un árbol en la Casa de Dios

«Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así;
Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos»
(Salmo 52:8,9).

Cuando estaba leyendo y orando sobre el libro de Salmos el otoño pasado, encontré un testimonio increíble de David. Después de reflexionar en este salmo, añadí sus conceptos a mis oraciones diarias.

En el Salmo 52, David comparó a Doeg el malvado con el justo. Doeg se jactó de maldad (versículo 1), pero el justo alabó a Dios (versículo 9). Doeg confió en sus grandes riquezas (versículo 7), pero los justos confían en el amor constante de Dios (versículo 8). Doeg sería arrancado de su morado y desarraigado de la tierra (versículo 5), pero David era «como olivo verde en la casa de Dios» (versículo 8). David se comparó con un árbol floreciente que producía muchos olivos cada año.

El contexto histórico de este salmo involucra los eventos que acontecieron con Doeg y Ahimelec, el sacerdote, cuando el demente rey Saúl estaba persiguiendo a David (1 Samuel 21:1-9; 22:6-23). ¿Qué hizo David para hacer que Saúl se sintiera celoso? Tuvo éxito en el nombre del Señor.

Venció a Goliat y ganó la adoración de la gente. Las mujeres cantaban de David y bailaban en las calles. Usaban números exagerados para comparar las estadísticas de Dios con las de Saúl. El hijo de Saúl, Jonatán, el heredero legítimo del trono, también era el mejor amigo y aliado de David.

Aun la hija de Saúl, Mical amaba a David, se casó con él, y le ayudó en su lucha contra su padre irracional. Peor de todo, Saúl necesitaba a David y su música. Un espíritu malo del Señor atormentaba la mente del rey y no le dejaba descansar. Solamente tenían alivio cuando David tocaba su música.

En dos ocasiones estos recitales privados terminaron con David esquivando la lanza de Saúl. Aun Jonatán un víctima de la ira de su padre. Un rey celoso es algo peligroso – es poder absoluto impulsado por la paranoia.

¿En dónde podría David encontrar un lugar de seguridad? Primero fue con Samuel (1 SWamuel 19:18), y después al cónclave de los sacerdotes en Nob, un lugar alto no muy lejos de Jerusalén.

En este lugar David encontró a un sacerdote misericordioso llamado Ahimelec que, aunque temblaba y sabía el gran riesgo, proveyó a David y a sus hombres con pan que había quitado recientemente del Lugar Santo. Este acto de caridad les costó a los sacerdotes su vida. Cuando David reflexionó en este momento de provisión en el Salmo 52, él proclamó que encontró vida y sustento en la casa de Dios.

Después de años en el ministerio, algunos pastores tienen dificultad a veces en florecer en la casa de Dios. Más bien, los líderes ungidos a veces consideran la casa de Dios un lugar tóxico, no un lugar seguro.

Parece que hay una espina debajo del yugo ligero que Jesús prometió a sus siervos. Hay injusticia donde debe haber justicia. La mentira sale de los labios que deben hablar palabras de vida y verdad. Los pastores gastan su energía vital protegiéndose en lugar de ministrar.

Santiago dijo, «De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así» (Santiago 3:10). Pero frecuentemente, como David, los ungidos de Dios se encuentran en problemas en la casa de Dios. ¿Hay una solución para este problema en las palabras de David?

CONFIANZA
«En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre» (Salmo 52:8). El llamado de Dios en nuestra vida – el yugo ligero que Jesús prometió – está arraigado en el carácter eterno de Dios. El amor de Dios para sus siervos es constante. Los pastores necesitan reconocer que lo tóxico de su situación actual está controlado por la soberanía de Dios.

La confianza cree cuando nuestra razón nos dice que debemos dudar. La confianza significa que nos quedamos cuando nuestra mente nos dice que debemos huir. Nuestra obediencia no está arraigada en las circunstancias temporales, sino está sostenida por la roca de la sinceridad inalterable de Dios. Cuando David huyó de Saúl, se escondió en cuevas, campos, y aun ciudades paganas, pero su confianza siempre estaba en el amor constante de Dios.

ALABANZA
«Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así» (versículo 9). David expresó su confianza por medio de la alabanza. Su confianza en el futuro creció debido a su ensayo diario de lo que Dios había hecho en el pasado. La alabanza aumenta la fe, y la fe produce valentía.

Esta es la valentía que el líder sitiado necesita para levantarse de la cama cada día, ir a la oficina, contestar el teléfono, y el domingo subirse al púlpito para el santuario parece ser un territorio del enemigo. Y eso solamente viene de un repaso constante del historial impecable de Dios de cuidar de los que Él ha llamado. La valentía diaria es el resultado de la alabanza diaria. Aun en el valle Dios está con nosotros.

«Y esperaré en tu nombre, porque es bueno» (versículo 9). El nombre de Dios revela su carácter. Los nombres de pacto de Jehová muestran su cuidado preciso y completo de nosotros. Él es nuestro sanador, paz, amigo, victoria, santificación, y proveedor.

El nombre de Jesús es un refugio y un arma. Su buen nombre es una torre fuerte. Hablar su nombre llena el alma con paz y valentía cuando el enemigo que se levanta en contra de nosotros huye al oirlo.

«Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos» (versículo 9). La alabanza diaria privada de David también incluía la devoción pública. El conflicto se centra en las personas, pero la alabanza pública se trata de Dios.

En la presencia de los santos la alabanza del líder (su fidelidad, bondad, paz, y palabras) es importante. Cuando los líderes alaban públicamente, el enfoque cambia de ellos a Dios. Las personas están observando al liderazgo para ver su reacción a los problemas. Lo que necesitan ver es un líder alabando y dando toda la gloria a Dios.

El sacrificio de alabanza nunca cuesta tanto como en los tiempos de conflicto y problemas. Esto no es fingir; esto es un ministerio genuino y desesperado al Señor. Cuando los pastores entran en la casa de Dios, tienen que rendir sus cargas al entrar en la alabanza pública.

En estos momentos preciosos en la presencia de Dios y sus santos, tienen que alabar, no preocuparse; adorar, no sentirse mal para sí mismos; dar gracias, no hacer declaraciones políticas. La concentración que se requiere para alabar en espíritu y en verdad es el descanso necesario que necesitamos de la lucha innecesaria con los que deben estar a nuestro lado.

¿Cómo puede el pastor florecer en la casa de Dios? Las palabras de Pablo a Timoteo son las palabras de Dios a nosotros, «No descuides el don que hay en ti» (1 Timoteo 4:14); «que avives el fuego del don de Dios que está en ti» (2 Timoteo 1:6). Nuestros dones son la clave para florecer.

Si tenemos el don de estudiar, entonces estudiar será nuestro refugio de la tormenta. Si tenemos el don de la música, entonces la música será nuestro santuario en los problemas. En tiempos de peligro y angustia personal, tendemos a descuidar nuestro don. Pero parpadeando dentro de las disciplinas de nuestros dones está el fuego para avivar nuestra paz.

El Señor nos está diciendo que cuidemos del don que está en nosotros; avívelo en fuego. Necesitamos su luz para la oscuridad actual. Necesitamos su calor profundo dentro de nosotros cuando enfrentamos los vientos fríos del conflicto.

El estudio que hace, los cantos que escribe, canta, o toca, y los escritos que hace no solamente le sostendrá en el valle, su arte llegará a formar parte de su testimonio, un historial de la fidelidad de Dios en su tiempo de pruebas. La temporada de pruebas también puede ser una temporada para florecer en la casa de Dios.

Puede que parezca difícil a veces florecer en la iglesia. En las temporadas de conflictos, un pastor puede deleitarse en las palabras de David. Los justos florecerán cuando alaban a Dios, confían en su amor constante, y se quedan en la casa de Dios. » Y esperaré en tu nombre, porque es bueno» (Salmo 52:9).

Stephen R. Phifer, D.W.S., es pastor de música en Word of Life International Church, Springfield, Virginia.

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