Frio o Caliente

Dios es el que llama
Dios desde el principio siempre ha sido el que por propia iniciativa ha buscado al hombre. Cuando Adán pecó fue Dios el que fue a buscarlo mientras que el se escondía (Génesis 3:8-9).

Dios también buscó y llamó a Noé (Génesis 6:12-13). También llamó a Abraham (Génesis 12:1) y buscó a Moisés, apareciéndose en la zarza ardiente. Siempre vemos ese patrón. No es nunca uno el que busca a Dios primeramente, sino Dios el que te llama a tí.

Isaías 65:1-2. Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde,el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;

Por lo mismo dice en Mateo 22:14: «Muchos son los llamados y poco los escogidos»

Y también por eso dice: Juan 15:16. «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé».

En este último versículo vemos como Dios nos elige para que llevemos fruto, y que ese fruto sea del tipo que permanece. También para que le pidamos al Padre.

Respondiendo a la llamada de Dios

Ahora bien, el que es llamado puede ser escogido o no. En más de una ocasión cuando nos llaman y no queremos atender, hacemos como que no hemos oído.

Por ejemplo si estamos hablando en el salón con algún hermano o hermana y sale otro hermano de la cocina y nos dice: “Oye ven un momento”, podemos pensar: “mejor voy a hacer como que no he oído, que seguro quiere mandarme a fregar los platos”.

O si nos llaman al teléfono móvil. Si no nos interesa hablar con quien nos está llamando, no le cogemos el teléfono.

Cuando Dios te llama puedes elegir volverte a Él. El te va a poner en el camino de Juan 15:16, te va a dar obras para que tú des fruto, y te va a dar poder de pedir para darte. Lo que no podemos hacer es seguir con la espalda vuelta hacia Dios y pedir lo que a nosotros se nos antoja.

Cuando te llama Dios tienes que hacer como Samuel (1 Samuel 3:10) decir: “Habla Señor que tu siervo escucha”.

Cuando Dios te llama lo hace tocando a la puerta de tu corazón. Tu puedes mostrar indiferencia, hacer como que no escuchaste, y endurecer tu corazón. Por eso la Biblia advierte una y otra vez acerca de no endurecerlo.

Hebreos 3:7-8. Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto.

La Frialdad o el Calor

Sabemos que el tiempo de la tribulación probablemente está cerca. Antes de que las cosas se pongan feas de verdad en el mundo, Jesús va a venir por la verdadera Iglesia para guardarla de esos males. Pero eso va a ser por la que tiene un corazón para Él, para los que han guardado la palabra de su paciencia (Apocalipsis 3:10).

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