La Sanidad Debe Ser Predicada a Todos

Felipe fue y predicó en la ciudad de Samaria. «Y la gente, únanime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad», (Hechos 8:6-8). Jesús probó allí cuando Felipe predicó Su mensaje, que El era exactamente el mismo.

Pedro también predicó a Cristo, y sabemos que el paralítico del capítulo tres de los Hechos fue sanado en esa ocasión. Jesús probó ser El, el mismo de todos los tiempos cuando Pedro predic6. Dondequiera y comoquiera que el mensaje de Jesucristo sea predicado en su completa expiación por el pecado y la enfermedad, la sanidad será el resultado en los cuerpos enfermos tanto como la salvación en las almas perdidas. Los enfermos SERAN SANADOS y los pecadores SERAN SALVADOS. Estas son verdades gemelas.

Otro que predicó a Cristo fue Pablo. «Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo «. (Hechos 14:8-10).

En ese caso Pablo tuvo que haber predicado el Evangelio de la sanidad, porque el cojo recibió fe mientras ponía toda su atención. Hemos visto cientos de personas sanadas por medio de su propia fe, fe que ellos inconscientemente recibieron del mensaje, mientras ponían toda su atención. «El envió su Palabra, y los sanó», eso, todavía produce el mismo efecto cuando se recibe en fe.

Dondequiera que la sanidad es predicada con sus plenos beneficios para TODOS, y la gente a su vez, se dispone a atender la Palabra predicada, la fe siempre se imparte y la gente siempre se sana.

Este método NUNCA FALLA, PUES LA FE NUNCA PUEDE FALLAR. Una fe vital, una fe viva en la Palabra; Dios siempre la ha premiado grandemente.

La sanidad es una parte muy importante del Evangelio. Cristo siempre sanó. Los doce apóstoles poseían poder para sanar a los enfermos y echar fuera demonios. Los setenta enviados por Jesús siguieron adelante sanando por dondequiera. Pedro y Pablo sanaron a los enfermos, y es mi opinión, que es muy saludable para los ministros seguir hoy día, en las pisadas de Jesús y Sus apóstoles.

No puedo en forma alguna dejar de considerar que es tan importante predicar Sanidad en el tiempo presente, como lo era en la Iglesia Primitiva, especialmente cuando nuestros médicos nos aseguran que de cada cinco muertes una es producida por el cáncer. Me parece que si alguna vez ha habido una oportunidad para la Iglesia de seguir su marcha hacia adelante en el empeño de «hacer lo imposible» (empeño éste que siempre debe identificar a la Iglesia), ES HOY DIA. La furia de las enfermedades y la crueldad de las dolencias son suficiente evidencia para probarme la necesidad de este ministerio. La Sanidad es una parte del Evangelio y debe ser predicada «por todo el mundo», y a «toda criatura «, designada a llevar a cabo su efecto completo «hasta el fin del mundo» o si se quiere hasta el fin de la época, (Mateo 28:20).

Preguntarás tú, entonces . . . ¿Por qué no es mayor el número de los que se sanan? Por falta de enseñanza y predicación de esta gran verdad.

La razón por la cual muchos dudan de la disposición de Dios para sanar a CADA UNO es que la verdad no ha sido predicada acerca de esta gran provisión de sanidad para nuestro cuerpo como lo ha sido acerca de la salvación para el alma. Siempre ha sido declarado que «todo aquel que en El cree tendrá vida», y es por eso que traemos a Cristo a los más viles de los pecadores para que sean salvos. Lo MISMO es cierto acerca del enfermo, pues leemos: «¿Está ALGUNO enfermo entre vosotros? Llame (Santiago 5:14). Jesús siempre SANO A TODOS y SANO A CADA UNO DE ELLOS. Como «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8) entonces El aún sigue SANANDO A TODOS’

Busque su Biblia y NOTE los siguientes pasajes: Mateo 8:16, 9:35, 12:15, 14:14, Hechos 10:38. En cada uno de estos pasajes se nos dice que Jesús SANO A TODOS, SANO A LOS QUE DE ELLOS HABIA enfermo. Así también tú puedes ser sanado.

En lugar de permanecer alrededor del lecho de enfermedad de las multitudes, simpatizando con sus dolores e insinuándoles que es la voluntad de Dios el «llevárselos» al cielo, o indicándoles que «tengan paciencia» en la enfermedad, o aún más todavía, diciéndoles que la enfermedad les «pondrá más cerca del Señor» el ministerio nuestro debe ser tal que DECLAREMOS GUERRA ABIERTA A TODA FORMA DE ENFERMEDAD, y tomemos autoridad sobre todo poder del demonio en el NOMBRE Poderoso y Conquistador de Jesucristo, ministrando libertad a todos los sufridos.

Al pueblo se le debe enseñar la verdad. Jesús dijo: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:32). El es la Verdad. Si deseamos ver las masas libertadas de la esclavitud de la enfermedad DEBEMOS predicarles esa parte de la Palabra que los liberta de la enfermedad. La verdad es que Cristo quiere que cada uno de ustedes sea sanado pues de no ser así no hubiera El llevado las «heridas» por las cuales «habéis sido sanados» (Isaías 53:5, 1 Pedro 2:24).

«La fe es por el oir; y el oir por la Palabra de Dios». (Romanos 10:17). Nunca la fe se produce porque demostremos «simpatías» al enfermo. Tampoco la fe viene porque nos «condolamos» de él. Y mucho menos la fe nace «discutiendo con las víctimas sobre sus dolores y achaques, debilidades y enfermedades». «La fe viene por el oír. la Palabra de Dios (Romanos 10:17). La fe nace cuando ‘hablamos la Palabra DE VERDAD’ Es así como siempre recibimos libertad positiva.

Si la Salvación es Para Todos, La Sanidad Divina es Para Todos También Nunca hemos dudado del deseo de Dios para salvar al más bajo y miserable pecador. Y – – ¿por qué estamos tan seguros de eso? Porque se nos ha enseñado la verdad en relación a ello. Hemos sido enseñados desde la niñez que la salvación es para todos los que crean, «porque de tal manera ama Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito para que TODO AQUEL que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna», (Juan 3:16).

Si se nos hubiera enseñado la verdad misma en relación con la sanidad del cuerpo, del mismo modo que se nos ha enseñado en relación con la salud del alma, la gente creería con la misma prontitud en la sanidad como lo hacen con la salvación.

Si decimos que Dios obró milagros y san¿) en tiempos pasados pero que El no hace lo mismo en el presente, eso da a entender que El es un Dios que «era » y ahora no «es» ‘ Pero yo me siento muy confiado en decir que El es el gran yo Soy- «Yo SOY EL SEÑOR TU SANADOR». Cuando Dios dice «YO SOY» eso quiere decir que la promesa que El estaba estableciendo sería buena en CUALQUIER momento que CUALQUIER hombre le mirara a El con el fin de recibir los beneficios de esa promesa, es decir hasta tanto el tiempo exista. Ahora mismo Dios está diciendo: «Yo SOY el Señor TU Sonador «. Mañana El estará queriendo decir exactamente la misma cosa. El estará sanando al enfermo que mañana le mire a El, porque mañana El permanecerá siendo el gran «YO SOY».

No hay tal cosa como «quizás» ‘ El aún sana a todos los que vienen a El, creyendo en sus promesas. «Conforme a vuestra fe os será hecho» (Mt. 9:29). Así que: «pida con fe no dudando nada» (Stg. 1:6). No hay necesidad de dudar porque «Dios no es hombre para que mienta; ni hijo del hombre para que se arrepienta. El dijo, y ¿no hará? Habló, y ¿no ejecutará?», (Nm. 23:19). «Ninguna palabra de todas sus buenas promesas … ha faltado», (1 Reyes 8:56). «Para siempre, oh Señor, permanece tu Palabra en los cielos», (Salmos 119:89). «Yo apresuro mi Palabra para ponerla por obra», (Jeremías 1:12). La palabra apresuro» quiere decir «velar por ella», «mirarla», «protegerla» o «permanecer tras ella». En todo poder infinito Dios respalda su palabra, para ponerla por obra. Mi buen hermano, sinceramente, debes creer eso.

No toleremos el pecado en nuestras vidas porque Jesús llevó nuestros pecados. Tampoco toleremos la enfermedad en nuestros cuerpos, porque Jesús llevó nuestras enfermedades. «El mismo TOMO nuestras enfermedades (debilidades) y LLEVO nuestras dolencias (enfermedades)», (Mateo 8:17). «Ciertamente LLEVO EL (echó fuera) nuestras enfermedades y SUFRIO nuestros dolores» Isaías 53:4). Por este pasaje que hemos mencionado llegamos a TENER CONOCIMIENTO que Jesús llevó nuestras enfermedades. De acuerdo con 1 Pedro 2:24: «quien LLEVO él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, llegamos a saber con claridad que Jesús llevó nuestros pecados. Si El los llevó, nosotros no tenemos que llevarlos. Si nosotros nos empeñamos en llevarlos, entonces Jesús no tenía que haberlos llevado. Si queremos seguir con esa carga, por demás la llevó Jesús. El evangelio claramente nos demuestra que EL los LLEVO, por ejemplo, los echó fuera y que luego entonces, SOMOS REDIMIDOS DE ELLOS y por esa nosotros NUNCA TENDREMOS QUE LLEVARLOS. Jesús hizo esto para el mundo entero.

El mensaje que se enseña a través de todos los Evangelios es uno de COMPLETA SANIDAD para el cuerpo y el alma, PARA todos los que vengan a El. Muchos dicen en la actualidad, «creo en la sanidad pero no creo que sea para todos». Si no es para todos, entonces ¿cómo sabemos para quien es la Sanidad? Tú tienes el derecho bíblico de estar bien y fuerte. Pero, tú puedes muy sinceramente preguntarte, ¿es que acaso no nos vamos a morir NUNCA? De acuerdo con la Biblia eso es muy sencillo.

Pon, ahora, atención para que oigas lo que Dios ha prescrito en relación con la muerte de sus hijos. «Les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo», (Salmo 104:29). Según puedes ver, eso en ninguna forma quiere decir que tu tengas que morir de un cáncer. ¿No te parece? Tampoco que tengas que morir de cualquiera otra forma de enfermedad. El que es HIJO DE DIOS HA SIDO REDIMIDO de la maldición de la ley (Gá. 3:13), y una parte de esa maldición es la enfermedad (Dt. 28:58-61). La norma que la Biblia establece para la muerte de un hijo de Dios es: «y vendrás en la vejez a la sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo», (Job 5:26). Así fue como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y otros más pasaron y murieron.

Permítanme decir otra vez, que la fe no puede ser ejercitada mientras uno esté indeciso en cuanto a si Dios lo desea, o no, sanar a TODOS. Si El no sana a TODOS, entonces estamos obligados en cada caso diferente a considerar «si Dios sanará a ESTE o no lo sanará». 0 decir de otro modo: ¿Es éste acaso lo, de muchos de los desafortunados que Dios quiere que permanezcan aquí sufriendo sin esperanza? ¿Cómo podemos nosotros hacer la ORACION DE FE con tales pensamientos en nuestras mentes? Hagamos que se establezca y concluya para siempre esto: DIOS QUIERE SANARME A MI.

Tengo derecho a sanidad tanto como al perdón, cuando CREO. Dios dijo: «YO SOY Jehová tu Sanador» y si El dijo eso, seguramente Dios no miente, así es que lo que El quiere decir es ESO Y SOLO ESO. Lo que Dios dice es la verdad. Así que la sanidad ME PERTENECE. CREELO y ACTUA EN ESA MANERA. Te sentirás maravillado al descubrir que tu enfermedad ha sido destruida y tu dolencia sanada. «Yo Soy Jehová tu Sanador» Oh, amigos, ¡crean de veras que esto es para USTEDES! Créanlo ahora mismo, y empiecen haciendo lo que no podían hacer anteriormente cuando todavía no podían clamar a Cristo por su bendición y sanidad.

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