La última cena

«La Ultima Cena» fue pintada por Leonardo Da Vinci.
El tiempo que le llevó terminar de pintar el cuadro fue de siete años y las figuras que le
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«La Ultima Cena» fue pintada por Leonardo Da Vinci.
El tiempo que le llevó terminar de pintar el cuadro fue de siete años y las figuras que le
sirvieron como modelo para representar a los doce y al mismo Cristo fueron personas, escogiéndose primeramente a la figura que
sería Judas Iscariote.

Recordarán que éste fue el apóstol que traicionó a su Maestro, por treinta monedas de plata. Semana tras semana Da Vinci buscó un rostro marcado por las huellas de la deshonestidad, avaricia, hipocresía,
y crimen. Una cara que reflejara el carácter de alguien que traicionaría a su mejor amigo.

Después de pasar por muchas experiencias desalentadoras, en su búsqueda por el tipo de persona requerida para representar a
Judas, una información vino a Da Vinci. Un hombre cuya apariencia satisfacía completamente todas las respuestas se había encontrado en Roma, sentenciado a morir por una vida de vileza y crimen.

Da Vinci emprendió el viaje sin demora a Roma y se llevó a este hombre de la prisión a plena luz de sol. Era un joven de piel
obscura, sucio y su pelo lucía largo y descuidado. Representaba perfectamente el papel de Judas para su pintura.
Mediante un permiso especial del Rey, se trasladó al prisionero a Milán, donde se pintaría el cuadro. Durante meses este hombre
posó para Da Vinci, que continuamente se esforzaba por plasmar en su pintura a este modelo.
Al terminar volvió la mirada a los guardias, y dijo «He terminado, se pueden llevar al prisionero». Al llevárselo los guardias, el
prisionero se soltó repentinamente y corrió hacia Da Vinci y llorando amargamente le dijo:

– «Por Favor dame una oportunidad, verdaderamente me sentí Judas Iscariote, por la vida que he llevado. No me pagues nada, solamente déjame en libertad».

A Leonardo le sorprendió la cara de
arrepentimiento de este hombre y lo dejó libre.

Aproximadamente durante seis años, Da Vinci continuó trabajando en su sublime obra de arte, uno a uno se seleccionaron los personajes cuyas características se asemejaran a las de los doce apóstoles,
dejando de lado a la figura que representaría a Jesús, el cual sería el
personaje más importante de su pintura.
Se examinaron detalladamente a ciertos jóvenes que podían representar a Jesús, esforzándose por encontrar un rostro cuya personalidad reflejara inocencia y pureza, que estuviera libre de las huellas del
pecado, un rostro que emanara belleza. Finalmente, después de semanas de intensa búsqueda, se seleccionó a un joven de 33 años de edad quien representaría a Cristo.
Durante seis meses Leonardo trabajó en el personaje principal de su obra.

Al terminar se acercó al joven para pagarle por sus servicios, pero éste no aceptándole el dinero y con una sonrisa le dijo:

– ¿Es que no me reconoces?.

Da Vinci, sorprendido, le respondió negativamente:

– «nunca te he visto, acepta este dinero».

– ¿Cómo podría cobrarte? -le dijo el joven. -Si hace seis años, me diste una oportunidad y yo la aproveché para entregársela a Cristo.

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