Lo poco que tienes es siempre suficiente, si lo pones en las manos de Dios

Voy a compartir algo muy breve de la palabra. Está en Marcos, capítulo 6 y creo que es muy apropiado en el contexto de lo que estamos celebrando. Es algo que muchos conocemos cuando Jesús hizo el milagro de la multiplicación de los panes. Está en Marcos, capítulo 6, versículos 30 al 44, que es lo que vamos a leer en esta noche.

“…Entonces los Apóstoles se juntaron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él les dijo, “Venid vosotros aparte a un lugar desierto y descansad un poco,” porque eran muchos los que iban y venían de manera que ni aún tenían tiempo para comer. Y se fueron solos a una barca a un lugar desierto, pero muchos los vieron ir y le reconocieron, y muchos fueron allá a pie desde las ciudades y llegaron antes que ellos y se juntaron a él. Y salió Jesús y vio una gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él diciendo, “El lugar es desierto y la hora ya muy avanzada, despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor y compren pan pues no tienen qué comer.”

Respondiendo él les dijo, “Dadle vosotros de comer.” Ellos le dijeron, “Que vayamos y compramos pan por 200 denarios, aproximadamente unos 28 dólares, y les demos de comer?” él les dijo, “Cuántos panes tenéis? Id y vedlo.” Y al saberlo dijeron, “Cinco y dos peces,” y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos de ciento y ciento y de 50 en 50, y entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante y repartió los dos panes, los dos peces entre todos y comieron todos y se saciaron y recogieron de los pedazos 12 cestas llenas y de lo que sobró de los peces y los que comieron eran cinco mil hombres…”

Y básicamente lo que les quiero compartir antes de orar para compartir la palabra de Dios, una idea que escribí alrededor de este texto y que tal vez, lo que quiero compartirles en esencia es lo siguiente, los pocos recursos con que tu cuentas en estos momentos, puestos en las poderosas manos de Dios y bendecidos por él son siempre suficientes para cumplir los propósitos eternos de Dios de extender su Reino a través tuyo.

Vamos a orar. Padre, esta es una noche de banquete espiritual, de regocijo, de alegría al ver tus maravillas, tus milagros, tus poderosas obras en favor de tu pueblo, Señor. gracias por esta iglesia que tu la has puesto como baluarte en el centro de Boston, Señor. y en donde tu has hecho grandes cosas y seguirás haciéndolas para la gloria tuya, Señor.

Permítenos ahora que vamos a exponer brevemente tu palabra, que la poderosa unción de tu espíritu, Señor, nos siga bendiciendo y ministrando y ayudándonos a entender las maravillas del Reino de Dios en nuestras vidas. Te lo pedimos, Señor, en el nombre de Jesucristo. Amén. Amén.

Los que tienen Biblia en Marcos, capítulo 6 se van a dar cuenta de que este pasaje está rodeado de múltiples cosas. En primer lugar, al comenzar el capítulo 6 se fijan que incluso Jesús en su misma tierra de Nazaret tuvo serios problemas, serios cuestionamientos y ¿no es este el hijo de María, el carpintero? Y cómo es que nos predica estas cosas, etc.? y aún dice la palabra en el versículo número 5 que Jesús no pudo hacer ahí ningún milagro, y estaba – versículo 6 – asombrado por la incredulidad de ellos.

Después, más adelante, en el versículo 7 Jesús envía a sus discípulos y los envía de dos en dos a recorrer la tierra, a predicar el Evangelio, a sanar enfermos, a echar fuera demonios, etc. Y luego más adelante, en el versículo del 14 al 29, un mozalbete de quizás tendrías unos 17, 18 años, se pone a bailar frente el Rey Herodes y pide como regalo y como recompensa la cabeza del primo de Jesús, de Juan el Bautista. Y todo esto aconteciendo, si usted se fija en el versículo 1, salió Jesús y después de esto, dice el versículo 7, y seguidamente pasó esta otra cosa, y todo acumulándose, una detrás de otra.

Y es el contexto en el cual empieza el versículo 30. Si usted se fija los Apóstoles acaban de regresar de su jornada, empieza a contarle a Jesús todo lo que habían hecho, y cuál fe la reacción de Jesús? Versículo 31, les dice, “Bueno, retirémonos a un lugar desierto y descansemos.”

Y miren lo que dice el versículo 31, “Eran muchos lo que iban y venían de manera que ni aún tenían tiempo para comer.” Es decir, no sé si algunos de ustedes han estado en situaciones así. Yo he estado en campamentos de refugiados donde miles de personas, cientos de personas y parece la de nunca terminar y necesitamos a veces descansar en las poderosas manos de Dios y creer, como decía Greg, que Dios está guiando nuestras decisiones.

Y precisamente me enfrentaba a esto cuando, al terminar mis estudios de doctorado, y tenía muchas ofertas de quedarme aquí o de irme a otros países, etc. y sin embargo sentimos de Dios con mi esposa, de regresar a Honduras, un pequeño pedazo de tierra en Centroamérica, 8 millones de habitantes. En estos momentos con las tasas de homicidio más altas de todo el mundo, mayores que Afganistán, mayores que ciudad Juárez de México, o sea, varias ciudades de la costa norte están entre 80, 100 homicidios por 100 mil habitantes. Eso significa que con 8 millones de habitantes hay un mínimo de 6 mil homicidios por año en el país. En los últimos 5 años, 30 mil homicidios. La mayor parte son entre 15 a 24 años de edad. 60% son hombres.

Y sentimos de Dios ir ahí. Y justo al siguiente año que estábamos ahí el huracán Mitch. Y de nuevo, nos fuimos a servir a una zona pobre de Honduras, rural, o sea, siguiendo la voluntad de Dios, terminé siendo el jefe del comité de emergencia de Catacamas, el municipio más grande, de Olancho. Y creo que Dios nos usó, es decir, nos llevó ahí para salvar muchas vidas, y creo que el hecho de haber sido entrenados en Estados Unidos nos ayudó, una a ser sensibles a los números, es decir, se decía mucho por la televisión y por la radio, ‘van a caer tantos milímetros de lluvia y no sé qué.’ Tal vez para ustedes es muy familiar, porque están acostumbrados a eso, pero para un hondureño, tantos milímetros, o sea, va a llover bastante. Pero nosotros, que creo que Dios nos había entrenado en todo eso, desde el momento en que escuchamos eso, nos acercamos al ejército y se pusieron a nuestra orden y prácticamente usé un poco de la autocracia, hermanos, no fue democracia, sino o se sale voluntariamente o lo saco de la ribera de los ríos. Y gracias a Dios no se nos murió ninguna persona en el huracán Mitch.

Mi hija y mi esposa nos ayudaron a levantar los primeros campamentos de refugiados en esa zona. Se me olvidó a mi hija ponerle la vacuna de Hepatitis A entonces agarró Hepatitis A, con una ictericia salvaje y ahí estamos, sirviendo.

Y otra de las cosas importantes, hermanos, es que Dios nos dio liderazgo dentro de la iglesia también y nos fuimos con los pastores, y fuimos así como con el hermano Roberto, quiere tener el privilegio, hermanos, de tener un refugio en su iglesia. Y la cosa era abrir la iglesia y que los hermanos aportaran para mantener a los refugiados, ni siquiera, porque el país estaba destruido completamente. Y miren hermanos, esos pocos recursos de Dios, como les decía, puestos y bendecidos, usted no tiene idea de cómo Dios los usa, Dios los multiplica.

En determinado momento Dios nos dio gracia con los ganaderos. Teníamos a veces hasta 12 ó 20 reces en pie, regaladas por los ganaderos para los campamentos. Tenía que irme a enamorar a otros hermanos carniceros, para que me destazaran las reces, pero Dios proveyó. O sea, Dios proveyó, hermanos, Dios provee siempre. Dios provee.

Y de nuevo, les repito, pocos recursos que usted tiene, déselos a Dios. Los discípulos en determinado momento se preguntaron qué es lo único que tenemos? Unos cuantos peces y unos cuantos panes, pero si usted se atreve a soltarlos a dárselos a Dios, usted no tiene idea lo que Dios va a hacer con ellos, hermanos, lo que Dios va a hacer con ellos.

Y finalmente, para ser un poco breve, quizás voy a terminar con el testimonio de mi hija, es decir, mi hija Dios le abrió las puertas. Ella hizo su MBE en biología molecular antes en Estados Unidos, Dios le abrió las puertas en una buena universidad evangélica en Chicago y después ella sintió en su corazón irse de misionera a Nigeria, a [inaudible], allá en África. Sin embargo, vino la crisis económica en Estados Unidos, la iglesia que le iba a ayudar no la pudo apoyar, y se regresó a Honduras.

Y nosotros le gestionamos trabajo en el Departamento de Lempira, una zona remota, muy pobre, trabajando en una obra cristiana, graduada de Estados Unidos y todo, y ella sirviendo al Señor en esa zona remota. Y un día me llamó con lágrimas en los ojos, y me dijo, “Mira, papá, vos sabés que yo siempre he sido una buena alumna, “ y es cierto, cuando estudiamos aquí en Boston, estaba en las top, en las mejores estudiantes de Massachusetts. “Y sin embargo, estoy acá, en esta zona remota. Yo quisiera seguir estudiando,” y me dice ella llorando, “qué me aconsejas? Qué puedo hacer?” en esos mismos momentos en que creo que Dios lo inspira a uno como padre, y le dije, “Mira, hija, lo que yo te recomiendo, regocíjate en el Señor, servir a Dios con todo tu corazón y estudiar y aplícalo, pero lo más importante es servir a Dios donde Dios te tiene en estos momento.”

Y saben qué pasó, hermanos? Dos meses después, le dieron una beca en Yale School of [Inaudible]. Y acabamos de estar, el lunes de esta semana, en la graduación. Es un milagro para nosotros, no nos pregunten cómo pero Dios abre puertas, hermanos. Dios abre puertas.

Los pocos recursos que usted tiene, hermanos, déselos a Dios, ponga en las manos de Dios y déjele a Dios el resto. Y Dios siempre lo va a hacer. Amén.

Y quizás esto es lo breve que quería compartirles, hermanos, para que nos gocemos, nos regocijemos. Dios es bueno. Dios es bueno. Dios es bueno.

Hermanos, me regocijo y gracias por esta iglesia que no tienen una idea de la tremenda bendición que ha sido en nuestras vidas y cómo nos ayudó a lo largo de nuestro entrenamiento en Boston, para mantener siempre las cosas en la debida prioridad, que Dios siempre es primero. Amén.

Hermana Rosa María, si puedo pedirle que pase, queremos orar por ustedes una vez más. No podemos dejarlo escapar. Que Dios le bendiga.

Tal vez algo que quiero que oren, hermanos, tal vez dos cosas: una, recuerden a nuestro país, es un país que siento que tiene unas tremendas cadenas espirituales, que solo pueden ser rotas con oración, con alabanza, con intercesión. Yo sé que León de Judá es eso, es una iglesia poderosa, guerrera. Recuerden a nuestro país y luego, tengo el privilegio de formar parte de la Junta Directiva Internacional de World Vision que tiene como cerca de 28 mil empleados, más de un millón y medio de niños patrocinados en zonas muy vulnerables del mundo y Dios nos ha puesto esta nueva tareas. Para nosotros es un tremendo honor, un privilegio formar parte de la junta mundial de esta institución y queremos que Dios nos guíe y seamos instrumentos para su gloria.