Los mejores padres del mundo

Mis padres son maravillosos, están por cumplir 40 años de casados y han sido un gran ejemplo para mi vida. La Palabra dice que el hijo sabio vive para alegrar a sus padres.

Lo justo y correcto

Efesios 6: 1-3 dice: Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Muchos le dicen a sus padres que son injustos en lo que ordenan pero está escrito que los hijos deben obedecer a sus progenitores porque es justo. La promesa es que nos vaya bien en la tierra y tengamos larga vida si los honramos. Cuando leí los diez mandamientos me llamó la atención que hay uno para los hijos y otro para los matrimonios, pero no hay ninguno dirigido a los padres. Probablemente porque es más común que los hijos se olviden de sus padres.

En nuestros países, especialmente en Guatemala, no nos va muy bien como nación. Tal vez porque no hemos aprendido a honrar a quienes lo merecen. La queja siempre ha sido que la sociedad se ha corrompido porque los padres no le brindan suficiente atención a los hijos, pero también sucede lo contrario, estamos mal porque los hijos no honran y obedecen a sus padres. Un hijo que aprende a obedecer a sus padres, podrá obedecer a cualquier otra autoridad y seguro habrían menos criminales, ladrones, asesinos y corruptos.

Si nos damos cuenta, es más fácil que un hijo abandone la honra a sus padres a que un padre abandone el hogar. Conforme crecemos nos volvemos más independientes. Un niño pequeño depende totalmente de su papá para construir su identidad, formar sus sentimientos y satisfacer sus necesidades físicas. A los 20 años ya no es lo mismo, para algunos su casa es un hotel donde comen y duermen. Cuando llegamos a la edad adulta, ya no dependemos de nuestros padres. Somos económica y emocionalmente independientes. Tenemos nuestra casa, familia y responsabilidades. Entonces viene la tentación de olvidarse de los padres. Esa es la razón por la cual existe un mandamiento que le habla a los hijos para que no dejen de honrar a quienes les dieron la vida cuando ya no los necesiten.

Dios advirtió al pueblo de Israel cuando dijo: “ hoy que entrarás en la tierra prometida, cuando construyas tus casas, plantes viñas y coseches el fruto de la tierra, tengas tus bestias y hagas riquezas, no te olvides que fui Yo el que te dio el poder de hacerlo”. Lo mismo podrían decir tus padres: “ahora que tienes carro, pareja y amigos, que ganas dinero y puedes darte tus gustos, no te olvides de mí”.


Ahora que escuchas tu música, podrías decir que tu padre no te entiende y te olvidas que un día, él aprendió a cantar las canciones de Barney, Cri-Cri y los Backyandigans para agradarte. ¿Por qué no puedes hacer tú lo mismo? Seguro que el viejito que tienes al lado no habla ni viste a la moda, ya no tiene pelo y no entiende tu estilo, pero lleva dentro el detonador de Dios para bendecirte. Las modas pasan, pero la bendición que en tus padres hay para ti no se extingue. Si los honras y obedeces con una vida entregada a satisfacerlos, algo que te beneficia se activa en el cielo.

Rebeldía que avergüenza

Cuando somos jóvenes pasamos por una etapa de rebeldía que nos hace ver los defectos de nuestros padres más que sus cualidades. De niños los admiramos y nuestro padre es el superhéroe que nos entusiasma. Conforme pasa el tiempo, descubres que la capa de supermán no vuela y pierdes la inocencia, entonces ves a tus padres más humanos y descubres sus debilidades. Personalmente me avergüenzo de mi adolescencia. Mi corazón se endureció y fui malagradecido. Aunque tengo padres excelentes, eso no los libró de mi rebeldía. Pero luego, reaccioné y me di cuenta del error que cometía.

Incluso algunos hacen ver mal a sus padres para que Dios se vea más bueno, pero Él no toma gloria en esa actitud. Las iglesias tienen gente que le dan gloria a Dios deshonrando a sus padres con sus testimonios y esa conducta no atrae bendición. Viendo esto, el Señor me dijo: “hasta cuándo deshonrarán a sus padres en nombre mío”. Habla bien de tu Padre Celestial y también de tus padres terrenales.

Lo que significa ser padres

Algunos pueden pensar que sus padres no tienen algo digno de honra pero están equivocados. Jesús dijo: “aún todo padre siendo malo, sabe dar cosas buenas a sus hijos”. Los padres se han sacrificado por sus hijos y nadie puede comprender qué significa esa responsabilidad hasta que no tiene a sus propios hijos.

Cuando tuve a mi primera hija hace seis años y el doctor la puso en mis brazos, algo pasó dentro de mí. Experimenté un amor nuevo, todo mi
ser estaba dispuesto a los mayores sacrificios por su felicidad, soy capaz de hacer cualquier cosa por ella.

Ser padre significa no volver a dormir bien el resto de tu vida. Primero porque hay que alimentarlos o cuidarlos si se enferman, luego porque se pasan a tu cama sin mayor explicación y cuando ya están mayores, no duermes esperando que regresen sanos y salvos. Para un padre no es fácil tener que salir de casa a trabajar y dejar a los hijos. Cuando mis hijos me dicen: “papito no te vayas, quédate conmigo”, yo les respondo: “porque te amo debo ir a trabajar”. Si tu padre trabaja mucho y sientes que no te presta atención, búscalo donde esté y ayúdalo. Es duro tener la responsabilidad de sustentar a una familia y pensar que si llego tarde por quedarme abrazándote, puedo perder mi empleo.

En este momento, soy el hombre de la vida de mi hija Daniela. Soy el mejor, pero sé que eso cambiará, se enamorará y yo tendré que entregarla tan hermosa y virtuosa como la he educado. Me muero sólo de pensar que pueden hacerle daño y ruego a Dios porque la proteja y llene de sabiduría. Cuando las hijas se enamoran y el novio les dice que no obedezcan a sus padres porque no las aman como ellos, decepciona que les crean. ¿Dónde estaba él cuando había que cambiarte el pañal o cuidarte porque estabas enferma? Ese hombre a quien la entregaré ¿sabrá lo mucho que estoy haciendo por él? Todo esto es suficiente razón para que los padres suframos cuando los hijos adolescentes son necios, ingratos y nos reclaman antes de agradecernos.

Ejemplo de honra a un padre

La rebeldía de tu corazón no surge de tus padres sino de ti. No depende de las virtudes de los padres sino del corazón de los hijos. Yo tuve que arrepentirme, pedir perdón a Dios y a mis padres y cambiar mi vida. Me di cuenta que honrando es como me va bien.

El Señor Jesús es el más grande ejemplo de honra. Habló tan bien de Su Padre que todos queremos conocerlo y lo amamos por las palabras que dijo sobre Él. Los hijos siempre piden palabras de bien de los padres y en el Evangelio encontramos solo dos momentos cuando el Padre habla sobre el Hijo. En el bautismo dijo: “tú eres mi Hijo amado, en ti tengo mi complacencia” y en la transfiguración dijo: “éste es mi Hijo amado, a él escúchenlo”. El resto del Evangelio está colmado de palabras de Jesús hablando del Padre. Testifica sobre Él una y otra vez, sin cesar. Ese era su objetivo, era Su forma de honrarlo.

Jesús es un joven enalteciendo a Su Padre cuando dice: “ el que me mira a mí, a mi padre mira”. Esa afirmación es gloriosa. Son incontables las veces que nos dicen lo mucho que nos parecemos a nuestros padres. Mi hijo camina igual que yo, con la mano metida en el bolsillo del pantalón. Nunca digas que no quieres ser como tus padres. Por el contrario, aprende a ver lo mejor de ellos en ti. Tú eres su reflejo.

De las muchas afirmaciones de Jesús sobre Su Papá, podemos mencionar: “El que me conoce a mi, conocerá a mi padre” “Lo que le pidas a mi padre, yo lo haré para que Él sea glorificado” “El que me ama a mí, será amado por Mi Padre”, “El que a mí me aborrece, a Mi Padre aborrece”, “He dicho todo esto para que el mundo conozca que amo a Mi Padre”, “las cosas que oí de Mi Padre, se las he dado a conocer”, “todo lo que tiene el Padre es mío”, “el Padre mismo le ama porque me han amado”.

Sólo los hijos que se valoran a sí mismos podrán honrar a sus padres. Eres reflejo de ellos, ver lo bueno en ti es ver lo bueno en ellos. Levanta tus manos al cielo y di: “me valoraré y valoraré a mis padres”.

Mis padres son la influencia de mi vida. Los hijos quieren sanar su corazón escuchando palabras de amor de sus padres, pero no deben olvidar que la sanidad no llega si no hay honra. Así que debes dar lo que pides.

Da honra para recibir honra

Escuché a un joven reclamar una vez que no tenía a los padres que merecía, entonces le respondí que él no era merecedor del amor del Padre Celestial, pero que aún así, lo había recibido, así que debía dejar de renegar, dar gracias por el perdón que recibió y extenderlo a sus padres.

Se habla de tener “el padre que siempre soñé”, pero nunca se piensa en ser el hijo que ellos han soñado. Siempre hablamos de los padres ideales pero nunca pensamos en ser hijos ideales. Tu padre tuvo sueños respecto a ti antes que tú los tuvieras y en su debilidad se ha esforzado por lograr lo que anhelaba en ti. Es cierto que algunos no han podido expresar su amor, no encuentran las palabras y probablemente hay barreras en su corazón, pero también es verdad que tú eres su razón de vivir.

Añoramos el abrazo de un padre pero también debemos hablar de lo mucho que agrada el abrazo de un hijo. Acércate a ellos, da el primer paso y rompe la barrera. Dedícales tiempo y hónralos. Si no te dieron la provisión que necesitabas, cómprales un regalo y dales lo mejor que tienes.

Mis padres son amados y admirados por quienes les conocen pero yo me propuse que nadie hablaría mejor de ellos que yo. Los conozco desde que nací y mi testimonio sobre su integridad y calidad humana es el más sincero y válido.

Pídele al Señor que te permita ser un hijo como el que siempre han soñado tus padres. Hónralos, sírvelos, bendícelos y habla bien de ellos porque de esa forma hablas bien de ti. Conviértete en un hijo que vive para hacer feliz a sus padres.

Por: Pastor Rodolfo Mendoza
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