«Mujer» Eres valiosa para Dios!

Quiero comenzar haciendo una declaración que estoy segura que nos va a levantar el ánimo. Dios te ama y te acepta como eres ahora, pero él desea que el potencial que ha depositado en ti, florezca día a día.
La autoestima Podríamos definirla como la forma en que las personas se sienten con respecto a sí mismas y como se valoran. La autoestima se basa en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que tenemos a lo largo de nuestra vida. Desde muy temprana edad, consciente o inconscientemente, empezamos a formarnos un concepto de nosotros mismos el cual es tremendamente influenciado por la manera como nos ven y nos aceptan o rechazan las personas que nos rodean, principalmente, nuestros padres, hermanos, otros familiares, maestros, compañeros y amigos.
La forma en que una mujer se siente con respecto a la aceptación y respeto de sí misma afecta directamente todos los aspectos de su vida, desde su desempeño en el trabajo, como esposa, como madre, como hija y socialmente. La mayoría de problemas emocionales tales como temores, angustias, depresión, complejos, soledad, culpabilidad, adicciones, rendimiento intelectual, etc., que enfrentan las mujeres de todas las edades, están casi siempre relacionados con la identidad y una baja auto estima.
Además de la influencia en nuestra vida de lo que dicen los demás de nosotras, vivimos en un medio en el que los anuncios publicitarios, las películas, los programas de televisión nos envían mensajes de estándares y parámetros que “son necesarios” para ser una persona de “éxito” y equivocadamente muchas mujeres los escuchan, los creen y miden su valor e identidad en la medida que puedan alcanzar tales fantasías. Algunas de estas mentiras que nos bombardean constantemente pueden ser: La apariencia, por la que gran cantidad de mujeres tienen su identidad basada en su apariencia y como se sienten respecto a ella e invierten cualquier cantidad de tiempo y dinero en gimnasios, ropa y todo lo relacionado con el arreglo personal. Realización o logros obtenidos: Otras mujeres fundamentan su valor sobre las obras que realizan lo que implica que solamente tienen valor de acuerdo a sus acciones las cuales no tienen que ver necesariamente con la integridad y el carácter. Claro, nuestros logros sí pueden decir algo de nosotros pero no son totalmente representativos de quienes somos ni cuanto valemos. Las posesiones tales como casa, carros, ropa de marca etc., son otro aspecto que también influye en la auto valorización de una persona.
Éstas y muchas mentiras mas son el mensaje de nuestra sociedad: Solo eres una persona respetable y de valor si vives en una gran casa, tienes éxito profesional y financiero, tienes un carro fino último modelo, ropa de marca etc. y lo más triste de este mensaje es cuando las mujeres lo creen y aceptan que solo valen si son bellas, si usan productos de las mejores marcas, si han tenido éxito en lo que hacen o han sido prósperas financieramente.
Sin embargo, ya sea a consecuencia de palabras de rechazo o condenación que hayan influido en nuestra propia valorización, o sea por el mensaje y los parámetros que nos ha impuesto la sociedad para ser una persona de valor, es importante saber que en ningún momento esta es una base firme para edificar nuestra autoestima. El único fundamento valedero para levantar nuestra autoestima y que define nuestra identidad procede de nuestro hacedor y no de lo que hacemos: Dios mismo.
Lo que más debe importarnos es como nos ve Dios, lo que El piensa de nosotras y lo inmenso de su amor y misericordia. Con sus propias manos nos ha creado y formado. Salmo 139:13 “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Además, todos hemos sido formados con un propósito divino: Salmo 139:16 “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” Y tenemos tanto valor para El que fuimos comprados por la sangre de su hijo. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” El nos ha dado una identidad como hijos suyos: Salmo 100:3 “Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”
VEAMOS: El proceso del cambio de identidad
Cuando tomamos conciencia de que tenemos un problema de autoestima, el siguiente paso es resolverlo. Si ya has identificado cuales son las bases que han determinado tu identidad y tu autoestima, el siguiente paso es tomar la decisión de deshacerte de algunos conceptos que has tenido de ti misma y que te hacen daño o te limitan para desarrollarte plenamente y disfrutar de tu verdadera identidad.
Si has reconocido situaciones dolorosas, rechazos o humillaciones como el origen de tu baja autoestima, este es el momento de perdonar y entregárselas al Señor. El es un Padre cariñoso que se preocupa por ti, te cuida y se interesa hasta en los detalles más secretos de tu vida. Mateo 10:29 “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Recuerda que El te conforta: 2Corintios 1:4 “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.
Recuerda que con el Señor no necesitas esforzarte con el propósito de sentirte valiosa. Tú eres su especial tesoro porque él así lo dijo en Éxodo 19:5 ”Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.” Además pagó por ti el precio que nadie en todo el universo podría superar, tú tienes el valor de la preciosa sangre de Jesús. Tampoco necesitas demostrarle cuan competente eres, porque él te hizo competente. 2Corintios3:5 “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. Y con la confianza de saber que todo lo puedes en Cristo que es tu fortaleza.
Dios te ama y te acepta como eres ahora, pero él desea que el potencial que ha depositado en ti, florezca y llegues a ser la mujer que tu deseas ser. Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Eres su hija y perteneces a su familia: Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
No reconocer nuestro valor es desvalorizar al Dios que mora en nosotros su obra y es menospreciar el sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Cuando nos aceptamos a nosotros mismos como una obra de Dios, cuidamos nuestro cuerpo porque es morada del Espíritu Santo y reconocemos el valor que tenemos. En ese momento será posible valorar y hacer sentir especiales a las personas que nos rodean.
Necesitamos conocer a Dios a través de la Biblia y no solo estar informados sino creer y vivir lo que él dice, piensa y espera de nosotros. Todas las bases de nuestra identidad deben ser puestas sobre la roca inamovible que es Cristo Jesús, pues su amor y fidelidad son para siempre.

Por Pastora Patti de Orellana
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