Nuestras Convicciones Personales

PASAJE CLAVE: Hechos 4.1-20
LECTURAS DE APOYO: Juan 14.26 | Juan 15.26 | Juan 16.8 | Hechos 3.5-10 | Efesios 4.30

Como cristianos, debemos tener convicciones que definan nuestra identidad y determinen nuestro estilo de vida y decisiones.

Puede que algunos crean que nuestras convicciones son un aspecto privado de nuestra vida, pero en realidad están expuestas a la vista de todos, pues las expresamos con nuestras acciones diarias. Dios nos ha dado principios bíblicos con el propósito de protegernos, guiarnos, motivarnos y ayudarnos a vivir de acuerdo a su voluntad. Como nuestras convicciones tienen una influencia tan poderosa, debemos examinarlas para determinar si contribuyen o no a nuestro crecimiento espiritual, o si nos acercan o separan de Dios.

Cuando Pedro y Juan fueron lanzados en la cárcel por haber sanado a un hombre cojo, se les amenazó, para que no hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús. Sin embargo, se mantuvieron firmes en sus convicciones y dijeron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch 4.19, 20).

El verdadero significado de la convicción

La palabra convicción puede ser definida de tres maneras, tal y como mencionamos aquí:
Un veredicto culpable que se dicta en la corte. Como cuando hablamos de una convicción por un crimen.

Una creencia que se sostiene con firmeza. Como el hecho de que estamos seguros de que Jesucristo es el Hijo de Dios, quien ha resucitado y quien es el único camino al cielo.

Un sentimiento de culpabilidad que proviene del Espíritu Santo, pues Él es quien convence al mundo de pecado, justicia y juicio (Jn 16.8).

Tales convicciones son las que están relacionadas con nuestra fe. Las mismas deberían tener un efecto decisivo en nuestra conducta y marcar la diferencia cada vez que debamos demostrar nuestras creencias a quienes no piensan igual que nosotros.

La diferencia entre las convicciones y las preferencias.

Al examinar nuestra vida, debemos determinar si vivimos por convicciones o preferencias.

Las preferencias son creencias que varían de acuerdo a las circunstancias y que podemos modificar para beneficiarnos. Las preferencias no proveen un cimiento sólido para nuestra vida, pues dependen de lo que nos ocurra, o pueden ser cambiadas si se nos ofrece algo mejor, por lo cual son fácilmente abandonadas ante las tentaciones.

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