Parábola: El hombre que no pensaba envejecer

José vivía en la casa de su papá, ya viudo, con su esposa y su hijo
Pablito. Con el paso del tiempo la esposa de José ya no aceptaba
este tipo


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Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula y en el
centro de la misma una escalera con muchas bananas.
Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar las bananas,
los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre él hasta
desalentar su intento.
Luego de algún tiempo de repetir esta operación, cuando un mono iba a
subir la escalera, los otros a la fuerza se lo impedían.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera a pesar de la
tentación que significaban las bananas. Entonces, los científicos
sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo el nuevo simio fue subir la escalera, siendo
rápidamente impedido por los otros con fuerza y peleas.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió
más la escalera.
Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer nuevo
integrante participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un
tercero fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y finalmente el
último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron entonces con un grupo de cinco monos que,
aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban
golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a
quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
«No sé, las cosas siempre se han hecho así por aquí…»

¿Te suena conocido?
No pierdas la oportunidad de pensar… «porqué» estamos haciendo las
cosas siempre de una misma manera.

«Es más fácil desintegrar un átomo que un pre-concepto» –
Albert Einstein

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