Principios de una vida victoriosa

 

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios".  (Hebreos 12:1-2) NVI

 


De que depende el éxito? Tal pregunta esta en la mente de aquellos que sueñan con alcanzarlo. Según algunos, explicar los fracasos resulta fácil no así el éxito. Es una realidad indiscutible que el éxito no se consigue como por arte de magia sino que es el resultado de aplicar ciertos principios a nuestra vida, así como perseverar hasta llegar a la meta trazada mediante el cumplimiento de objetivos pequeños.  Al meditar en la Palabra de Dios en la carta a los Hebreos 12:1-2 descubriremos algunos principios sobre como vivir una vida victoriosa. Su autor traslada al lector de su tiempo y a la generación presente a las antiguas ciudades de Roma y Grecia en donde se realizaban eventos atléticos. En más de una ocasión la Biblia compara la vida cristiana como una prueba de atletismo, una vida que supera la adversidad, que avanza a paso firme, que resiste a la tentación. Es una vida que empieza en Cristo y por supuesto termina con Cristo en el cielo.

 

I.- EL PRINCIPIO DE LA INSPIRACIÓN

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro

tan grande nube de testigos…(v1a)

   ¿Qué sentirías y qué harías si la persona que mas admiras estuviese frente a ti? La motivación siempre jugará un papel importante en nuestras vidas si queremos llegar lejos, sin ella toda meta parecerá lejana e inalcanzable. Es a través de la motivación que un buen día un grupo de hombres sin Dios decidieron construir la torre de Babel que llegara hasta el cielo. Es a través de la motivación que Nehemías decide reconstruir los muros de Jerusalén. Es a través de la motivación que Don Quijote de la Mancha salía día tras día a conquistar reinos para su amada Dulcinea. Pues bien, el escritor a los Hebreos presenta tres fuentes de inspiración o motivación al creyente que son aplicables a la grande nube de testigos: 1) Los héroes de la fe: nuestros antecesores que están en las gradas celestiales, aquellos grandes hombres de Dios cuyas biografías se resumen en estas palabras “el mundo no era digno de ellos” (Heb.11:38). Esos hombres que decidieron vivir por encima de las normas del mundo, esos hombres que vivieron de manera radical. 2) Los creyentes de todos los tiempos: aquellos hombres fuera de lo común que dejaron sus huellas en las paginas de la historia tales como: C. H. Spurgeon, C. Finey, los hermanos Wesley, etc. 3) Los inconversos: quienes observan con cuidado nuestra manera de conducirnos en este mundo, nuestro hablar, nuestro vestir, etc. Leonard Ravenhill solía decir que “veneramos las memorias de aquellos hombres del pasado pero no imitamos sus vidas en el presente”. El desafió es a vivir de manera extraordinaria en un mundo ordinario. Tengamos en cuenta que si hay algo que debemos cuidar con temor y temblor aparte de nuestra salvación es nuestro testimonio, recuerda que alguien te observa tanto en los cielos como en la tierra.

II.- EL PRINCIPIO DE LA AUTORENUNCIACION

despojémonos de todo peso (v.1b) // 

despojémonos del lastre que nos estorba (v.1b NVI)

   En ocasiones la vida cristiana se vuelve pesada y difícil porque llevamos un sobre peso, una carga extra. Si es nuestro anhelo llegar lejos y terminar satisfactoriamente nuestra competencia es menester dejar a un lado aquello que esta de mas, lo que nos impide avanzar, lo que nos estorba, aquello que mina nuestras fuerzas. El peso representa cualquier cosa que impide la fidelidad a Cristo así como un progreso espiritual, y pueden ser: hábitos, placeres, excesos, etc.  Recordemos a Noe que se despojo de el peso de la duda cuando creyó en las palabras de Dios y construyo el arca sin antes haber llovido; Abraham que se despojo del peso del materialismo al salir de su tierra y parentela creyendo que Dios haría de el una nación grande y poderosa siendo este estéril; José que dejo el peso de la amargura pues su vida estuvo llena de sinsabores: sufrió la envidia de sus hermanos, le vendieron como esclavo, le pusieron en prisión acusado de intento de violación, ahí sufrió el olvido de el copero y el panadero que habían prometido regresar por el pronto; Moisés dejo el peso de las excusas pues Jehová lo convenció de que él era el indicado para ser el guía de la iglesia del desierto, el pueblo de Dios en su camino a la libertad. Estos son solo algunos de los hombres que decidieron renunciar al sobrepeso, hicieron a un lado el lastre que les estorba. El escritor sagrado nos insta a detectar y dejar lo que nos prive de toda posibilidad de triunfo en esta carrera cristiana, el maratón de la vida.

III.- EL PRINCIPIO DE LA INTEGRIDAD

y del pecado que tan fácilmente nos enreda (v1c)

   El autor a los Hebreos describe de manera magistral la función del pecado, enredar al creyente en su inmundicia. El pecado es como un pantano que mientras más te mueves en el más te hundes. El pecado no tiene brazos pero aprisiona, no tiene pies pero llega muy lejos, no tiene cuerpo pero se hace presente, no tiene peso pero lastima. Esta descripción del pecado que esta al asecho nos hace pensar en aquel francotirador que espera a que su presa haga un movimiento en falso para dar el golpe mortal. Hay tres aspectos importantes a considerar: 1) El pecado afecta nuestro cuerpo: mina nuestros sentidos. 2) El pecado destruye la moral: destruye nuestras relaciones personales. 3) El pecado destruye el espíritu: nos separa de Dios. Es cierto que vivimos en un mundo que esta inmerso en el pecado, en dondequiera se publica el pecado bajo diferentes formas, tamaños, gustos, etc. Y es fácil ser seducido por el, sin embargo, cuando nuestra vida esta comprometida con Cristo no podemos darnos el lujo de detenerlos en el. La Escritura describe a Daniel y sus tres amigos como unos fuera de serie, no rebajaron sus normas de integridad aun a costa de sus vidas, prefirieron morir antes que ceder a las presiones de sus gobernantes, y que decir de José, aquel joven que prefirió huir desnudo ante las propuestas  indecorosas de aquella perversa mujer esposa de Potifar. Dejo sus ropas pero conservo su virginidad. Esos son solo algunos ejemplos de integridad y santidad probados en el fuego de la vida, sus valores éticos, morales y espirituales permanecieron firmes en medio de la tormenta.   

   El escritor a los Hebreos advierte que el pecado esta siempre listo para entrar en escena, entonces seria bueno estar concientes de lo que decimos, como vivimos y me atrevo a decir que hasta como pensamos. Para vivir una vida victoriosa es menester vivir en santidad e integridad guardándonos sin mancha en un mundo que constantemente nos bombardea con las tintas negras del pecado.

IV.- EL PRINCIPIO DE LA PERSEVERANCIA

y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante,

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe (v.1d-2a)

   La vida cristiana no es una carrera de 100 mts. sino un maratón camino al cielo, no se trata de correr velozmente sino de nunca detenerse. La paciencia (perseverancia) también se traduce como resistencia, es la determinación constante de seguir hacia delante sin ceder a la tentación de bajar el ritmo o de darse por vencido. Si queremos tener éxito en la vida necesitamos ser disciplinados en nuestra vida devocional, fortalecernos en el altar de la oración y ser probados en el terreno del mundo. El éxito no depende de con cuantas energías comenzamos sino si estas permanecen cuando finalicemos. El escritor a los Hebreos pone de manifiesto que en la vida cristiana no esta permitido volver atrás, ni tan solo la mirada, dice claramente puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, en mejores palabras mirando al triunfador. Es ver hacia Jesús y solo a él. Es poder decir como Pablo, sigo adelante, me olvido de lo que esta a tras. Habrá ciertas cosas que sin lugar a dudas trataran de desviar nuestra atención, mas si fijamos la mirada en Jesús no tendremos tiempo para ser seducidos por los coqueteos de Satanás. Una cosa digna de mencionar en estos versos es que fue tal el gozo que sintió nuestro Señor Jesús que mitigo el dolor en el sufrimiento y cual vencedor esta sentado a la diestra del trono de Dios, un lugar especial.

CONCLUSIÓN:  Es un hecho que la vida cristiana traerá sus dificultades, sus altas y sus bajas debido a nuestra naturaleza humana, sin embargo, de nosotros depende cuan pesada resulte. Debemos quitar no solo de nuestra vida sino también de nuestra mente el sobre peso y el pecado que sin darnos cuenta nos asaltan y se apoderan de nuestro ser hasta el punto de detenernos. Como creyentes nuestro Señor nos ha llamado no solo a iniciar sino a terminar la carrera con la misma intensidad. Él nos espera en la meta gritando nuestro nombre, sigue adelante, no te detengas. El éxito en la vida cristiana no consiste en nunca haber caído sino en levantarnos de los tropiezos y seguir en pos de Aquel que dejo sus huellas como guía hacia nuestra meta.

 

Por: Pastor y Conferencista Nelson Iván Carreón Rdz.

Director y Fundador de Ministerio “El Poder de la Gracia Internacional”

Correo Electrónico: hijodeluz77@yahoo.com

 

Deja un comentario