Secretos del liderazgo de Jesús

Para ser vencedor, necesitamos someter nuestra mente a Cristo, aplicar la Palabra, y vivir experiencias diarias con Dios para lograrlo. Como el artista aprecia su pintura y el maestro artesano la calidad del violín o guitarra que creó, así también nuestro Hacedor estima los sueños, las metas, los objetivos, la excelencia de vida y la felicidad que usted y yo podemos disfrutar.

Al buscar diligentemente los principios para la vida exitosa, de repente se me dio a conocer estas dos fuerzas: la persona de Jesús y los principios que Él puso en marcha. El poder combinado de estas dos influencias que yo denomino el "Camino del Ganador".

Los ganadores son simplemente ex-perdedores que se enojaron y se cansaron del fracaso. El día en que usted se enoja con sus fracasos es el día en que comienza a ganar. No empezará a ganar desde el exterior sino desde su interior, desde su mente.

Lo que sucede dentro de su mente sucederá a su tiempo. El manejo de la mente es la prioridad número uno para un vencedor. "…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

Jesús encontraba soluciones a los problemas.
Todos tenemos problemas. El éxito y felicidad en la vida dependen de su disposición para ayudar a otros a resolver sus problemas. La gente exitosa simplemente es la que encuentra soluciones a los problemas. Jesús encontraba soluciones a los problemas.

Miles estaban cargados de culpa por sus pecados. Jesús ofreció perdón. Miles estaban hambrientos espiritualmente. Jesús dijo: "Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35). Cientos tenían cuerpos heridos con enfermedades y dolencias. Jesús "… andaba haciendo bien, y sanando a todos lo que estaban oprimidos por el diablo" (Hechos 10:38).

Muchos estaban poseídos con espíritus malignos. Jesús los liberó. Jesús tenía algo que las demás personas necesitaban. Jesús solucionó los problemas de la gente. Esta es la razón por la que miles se sentaban durante días cuando les enseñaba en relación a las leyes de Dios y cómo tener relaciones extraordinarias con las personas.

Usted no es un accidente. Dios planeó su nacimiento. "Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones" (Jeremías 1:5).
Todo lo que Dios hace es una solución a un problema.

Toda persona que Dios creó es una solución a un problema. Dios quería una relación de amor. Entonces, creó a Adán. Adán estaba sólo. Entonces, Dios creó a Eva. Las relaciones son el eslabón de oro que vincula la creación.

Piense en su contribución para otra persona, como una tarea de parte de Dios. Un abogado está asignado a su cliente. Una esposa está asignada a su esposo. Los padres a sus hijos. Los empleados a su jefe. Su tarea siempre es para una o más personas.

Por ejemplo, Moisés fue asignado a los israelitas. Aarón fue asignado a Moisés. Su tarea siempre resolverá un problema. Su vida es una solución para alguien en problemas. Encuentre a los que lo necesitan y lo que usted tiene para ofrecerles. Edifique su vida alrededor de esa contribución.
Jesús lo hizo.

Jesús creyó en su producto.
Su actitud siempre se siente. Nunca tendrá éxito en ningún negocio a menos que realmente crea en ese negocio. Sus dudas finalmente saldrán a la superficie. Debe creer en el producto que está promoviendo.

Mire la vida de Jesús. Creyó que podía cambiar a la gente. Creyó que su producto satisfaría a la gente. "Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" (Juan 4:13-14).

¿Qué lo hace creer en su producto? El conocimiento que tiene del producto. Su producto era vida. "El ladrón no vino sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10).

Jesús vio los productos dañados. Sabía que Él era el enlace para su reparación. Nadie podía tomar su lugar, y lo sabía. "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27). Usted debe dedicar tiempo y hacer el esfuerzo para conocer su producto.

Puede fastidiarlo o aún parecerle innecesario. Puede estar ansioso por vender su producto, recibir la ganancia, y seguir con su vida. Pero el éxito no sucede de ese modo.
¿Está desalentado por su trabajo? ¿Se siente un poco desesperanzado? Entonces, le sugiero que se haga algunas preguntas honestas que examinarán su conciencia.

¿Cuánto tiempo ha pasado en cultivar el conocimiento de su negocio? ¿Cuántas horas cada día ha invertido en informarse? ¿Está tan ocupado en tratar de "hacer plata" que realmente no ha desarrollado un poderoso entendimiento y confianza en lo que hace?

Jesús estaba muy ocupado. Enseñaba, predicaba, viajaba, realizaba milagros y hacía discípulos. Sin embargo, siempre tomó tiempo para estar a solas con su Padre y renovar el entendimiento de su propósito, su plan y su producto. "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (Oseas 4:6).
Jesús creyó en su producto.

Jesús nunca representó mal lo que hacía.
Los mentirosos finalmente serán expuestos. Pueden pasar semanas, meses o aún años, pero la verdad se revela. "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Proverbios 28:13).

Cualquiera que negocia con usted quiere la verdad y toda la verdad. La gente tiene miedo a las malas representaciones. Jesús tenía el mayor producto de la Tierra: la salvación. Ofreció a la raza humana una oportunidad para relacionarse con Dios. Habló del cielo y los ángeles. "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2).

Pero Jesús nunca pintó un cuadro distorsionado.
Advirtió a sus discípulos de la persecución (Mateo 10:17). Jesús habló de aflicciones (Mateo 24:9). Habló de la soledad (Mateo 8:20). Jesús creyó en preparar personas para posibles situaciones que pudieran suceder. Fue honesto. Su enseñanza fue más allá de una filosofía "ilusa".

Escuche al apóstol Pablo: "De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar" (2 Corintios 11:24-25).

¡Esto ciertamente no suena como la charla ideal de ventas a un grupo de estudiantes de la escuela bíblica! Pablo tampoco representó mal su producto.
Jesús habló a muchas personas de las buenas cosas y de los beneficios que ofrecía, pero fue también rápido en contarles sobre el cuadro completo. Luego, estarían preparados para enfrentar sus pruebas.

Mencione los beneficios. Enfóquese en las ventajas que su producto o su negocio le ofrecerán a otra persona. Pero nunca olvide que una relación honesta vale cien ventas. Su integridad siempre será recordada más tiempo que su producto.
Jesús era honesto.

Jesús iba al lugar donde la gente estaba.
Alguien lo necesita a usted. Vaya y búsquelo. Actívese a usted mismo. Muévase hacia sus vecinos. Muévase hacia los miembros de su familia. Tome el teléfono.

Envíe un correo electró- nico. Siga adelante, escriba esa breve nota a tal íntimo amigo. Puede ser tímido, y aún sentirse inadecuado, pero no tendrá éxito en la vida a menos que esté conectado con la gente.
El éxito involucra a la gente. Hay gente que le ofrece la oportunidad de tener éxito, pero no siempre están dispuestos para acercarse a usted.

En realidad, raramente lo hacen. Usted debe acercarse a ellos. ¿Por qué piensa que hay expendedoras de diarios en cada esquina y máquinas de gaseosas en todos los pisos de un hotel?

La gente exitosa es accesible.
Usted nunca poseerá lo que no está dispuesto a buscar. Jesús sabía esto. No estableció un trono en medio de cada ciudad ni dijo: "Este es mi palacio. Es el único lugar donde pueden verme".

Fue al mercado. Fue a los botes de los pescadores. Fue a la sinagoga. Fue a los hogares de la gente. Fue a todas partes. Jesús "pasaba por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes" (Lucas 9:6). Jesús fue accesible.

¿Qué es lo que le impide a usted extenderse a otras personas? ¿Es un miedo interno o un temor a ser rechazado? ¿Está intimidado de alguna manera? Hay algo mucho más importante que el rechazo: Sus sueños y metas.

Las personas exitosas son gente que se extienden a los demás. Temen al rechazo, pero creen que su meta vale la pena. Jesús dejó la comodidad y fue a donde estaba la gente. El sueño suyo está conectado con la gente. Los abogados necesitan clientes. Los doctores necesitan pacientes. Los cantantes, músicos. La gente de venta, clientes.

Jesús fue a donde la gente estaba dolorida. Fue a los cojos, a los ciegos, a los pobres, a los ricos. Hablaba a los cultos, a los ignorantes, a los hambrientos, a los sedientos.

Comience su "lista de gente hoy". Hay dos tipos de personas en su vida:
1) Los que ya saben que usted tiene algo que ellos necesitan.
2) Los que todavía no lo saben.

Su lista de gente puede incluir a sus parientes, vecinos, al vendedor, al jardinero, a la manicura, al peluquero, al médico o al abogado. Hay una Ley de Relación que dice que toda persona está simplemente a cuatro personas de distancia de otro ser humano en la Tierra. ¡Piense en esto!

Simplemente significa que usted conoce a Guillermo, que conoce a Ester, que conoce a Carlos, que conoce a alguien más que le gustaría conocer. Usted ya está relacionado con todo el mundo.
Simplemente tiene que salir de su casa. Salga de su auto. Vaya a la puerta. Extiéndase a su teléfono. Utilice su correo electrónico.

El éxito siempre comienza en alguna parte.
El éxito siempre comienza en algún momento.
El éxito siempre comienza con alguien.
Usted debe ir a donde la gente está.
Jesús lo hizo.

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