Un milagro especial

Hoy parece ser un día normal con la unica excepción de un paciente nuevo. Tengo curiosidad por los comentarios que he escuchado de los psiquiatras


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Hoy parece ser un día normal con la unica excepción de un paciente nuevo. Tengo curiosidad por los comentarios que he escuchado de los psiquiatras acerca del niño. Aparentemente es un caso de maltrato severo a un niño menor de 6 años. Ni siquiera fué traido al hospital por sus padres sino por un vecino que al verlo golpeado lo trajo. Fue removido de su hogar y ahora era evaluado por mi oficina para ver que tan severo era el daño causado por sus padres.
El llega a la cita, se ve alegre con ojos grandes que muestran la inocencia de su corta edad. Trae en su cuerpecito las huellas del maltrato sufrido, pero no se queja ni hace comentarios. Le doy un papel y crayolas para que se entretenga mientras lo llaman a su cita y él, a continuación me pregunta mi nombre, hace un dibujo de muchos corazones y escribe con su letrita de niño mi nombre y el suyo, me lo entrega y me da un beso. Entra a su cita y luego se va.

Despues de ese día, todo fue para atrás. La primera persona que lo acojió de sevicios sociales lo entregó, la segunda tambien y ya iba por la cuarta. Todas decían que él era terrible, que había que medicarlo y no se que más, pero él siempre venia con su carita de niño pequeño, pero cada vez más triste. Esta cuarta persona llega a la cita con otro niño, hijo de ella, y a pesar de que ella no habla, noto que no hay química con él. Los niños juegan y de pronto se sientan al lado de ella mientras yo veo la escena. De momento ella abraza a su hijo mientras este niño necesitado de cariño los mira, triste sin decir palabra. Mi corazón tembló. Ya sabía lo que iba a pasar. Yo quiero amor gritaban sus ojitos, pero nunca hubo ni una sola caricia para él. Como no se va a portar mal!, como no va a revelarse con la vida si le niegan el cariño que todo niño necesita!. Se van y ya se lo que va a pasar. La imagen era clara: «yo no te quiero, yo te recojí por el dinero que me dan. Yo amo a mi hijo.» Se fueron y yo sufrí.

Al otro día suena el teléfono y es la trabajadora social. Quiere hablar con el Doctor para que internen al niño en una institución psiquiátrica por que la mujer de ayer lo acaba de entregar (sin darle una oportunidad, sin darle amor, como si fuera un mueble o un canto de carne). Nadie lo soporta, nadie puede con él. Yo discuto con ella por que esas no son razones para una hospitalización psiquiátrica. El niño no está perturbado. Ese niño necesita amor. Le paso el mensaje al Doctor y él le dice lo mismo. No sé de él; solo sé que tiene cita hoy. Durante esos días he sufrido y suplicado a Dios que tenga misericordia del niño de los ojos alegres. Que no lo abandone. Cada vez que abro la libreta de citas le suplico a Dios que tenga piedad de él.

Es el día de la cita, pienso que tal vez no lo traigan. Sabrá Dios donde estará. Se que no me debo involucrar sentimentalmente con estos niños pero es inevitable. Voy hacia mi oficina y veo una mujer que me parece conocida, alguien que me cae bien. Si, es la mamá de una pacientita que hace tiempo no veia y tiene un niño recostado en su regazo. Cuando el niño levanta su cabecita, era él!, el niño de los ojos alegres y le digo sorprendida: » ¿ Que haces con ese niño?» y ella me contesta: » Me lo envió el Señor». No puedo creerlo. Me dice que ella tiene un llamado de Dios para recoger niños como él. Entonces le digo: » pues el Señor me contestó». Ahora la que se sorprende es ella y le explico que yo había estado orando por él para que Dios no lo desamparara. Demás está decir que él era otro. No parecía el niño de las otras veces, inquieto e insoportable. Yo sabía y ella tambien, gracias a Dios, que él solo necesitaba amor.

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